La posibilidad de que el exprimer ministro británico, Tony Blair, se ponga al frente de un organismo internacional de transición en Gaza ha vuelto a poner su figura en el centro de la polémica. A pesar de que los rumores no han sido confirmados por la Casa Blanca ni por su propia oficina, su eventual nombramiento ya ha generado reacciones enfrentadas tanto dentro como fuera del Reino Unido. Mientras muchos siguen recordando el fatídico papel que tuvo en la guerra de Irak, otros destacan sus logros en sus diez años al frente del Gobierno y su capacidad para seguir ejerciendo influencia en el escenario global 18 años después de su salida de Downing Street.
Blair puede presumir de ser uno de los políticos más exitosos de la historia reciente del Reino Unido. Ha sido el único líder laborista en ganar tres elecciones consecutivas y el artífice de logros que se siguen recordando en la actualidad, entre ellos la implementación del salario mínimo, la mejora de los servicios públicos o la firma de los acuerdos del Viernes Santo. Su papel en la resolución del conflicto en Irlanda del Norte ha sido precisamente uno de los argumentos que han presentado sus defensores, incluido el exministro de Economía del Partido Conservador Jeremy Hunt, para apoyar su posible nombramiento como jefe del organismo de transición en la Franja.
Influencia en la región
Otro argumento ha sido la gran influencia en el plano internacional desde que dejó la política activa. En 2016 creó el Tony Blair Institute (TBI) una organización sin ánimo de lucro con más de 800 trabajadores y presencia en 40 países de todo el mundo. Entre sus principales funciones está el asesoramiento de gobiernos en materias como el cambio climático o la implementación de la Inteligencia Artificial (IA), algo que ha supuesto unos ingresos anuales superiores a los 100 millones de dólares para la organización y que le ha permitido mantener contactos de alto nivel en países de Oriente Medio, entre ellos Emiratos Árabes Unidos, en los últimos años.
Poco después de dejar la política activa, Blair fue nombrado enviado especial para Oriente Medio del Cuarteto, una iniciativa diplomática que incluía a la ONU, Estados Unidos, la Unión Europea y Rusia. Ocupó el cargo entre junio de 2007 y mayo de 2015 con el principal cometido de movilizar la asistencia internacional al pueblo palestino y de crear las condiciones para alcanzar la solución de los dos Estados, pero las crecientes tensiones en la región en aquel momento dificultaron su tarea y comprometieron sus objetivos.
Guerra de Irak
Su nombramiento como enviado especial ya fue objeto de críticas por el controvertido papel que jugó en el conflicto de Irak, simbolizado en aquella fatídica foto de las Azores junto al entonces presidente de Estados Unidos, George Bush, y el presidente español, José María Aznar. La participación de las tropas británicas en el conflicto ha sido sin duda la decisión que más ha pesado sobre el legado de Blair tanto a nivel internacional como en el Reino Unido, donde una parte importante de la población sigue teniendo una opinión negativa sobre él.
Según una encuesta elaborada por el centro demoscópico YouGov en 2023 con motivo de los 20 años de la invasión, un 42% de los británicos consideran que el exprimer ministro mintió deliberadamente al asegurar que el régimen de Saddam Hussein tenía armas de destrucción masiva, frente a un 25% que opinan que actuó de buena fe. Esta misma encuesta reveló que más de un 20% de los británicos consideran que Blair debería ser juzgado como criminal de guerra.
El historial de Blair en Oriente Medio sigue generando ampollas en una parte importante del sector político y social de los países de la región. “Ya hemos estado bajo el colonialismo británico. Aquí tiene una reputación negativa. Si mencionas a Tony Blair, lo primero que recuerda la gente es la guerra de Irak”, ha asegurado esta semana el secretario general de la Iniciativa Nacional Palestina, Mustafa Barghouti, en declaraciones al Washington Post.
El entorno del exprimer ministro ha insistido en que no participará en un proceso que incluya el desplazamiento forzoso de palestinos de su territorio, pero las simpatías que su figura genera en Israel y en la Casa Blanca han generado dudas sobre su idoneidad para liderar una eventual transición de poder en Gaza que desemboque en la solución de los dos Estados.
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