Una atractiva joven mira a cámara desde su habitación y explica a la audiencia cómo ganar dinero sin esfuerzo. Un chico musculoso cuenta desde Dubái (o un lugar parecido) cómo se ha hecho millonario invirtiendo en criptomoedas. Una modelo camina en bikini por una playa paradisiaca. Cada vez se los va a encontrar más a menudo en sus redes sociales.
Abren perfiles en Instagram, acumulan miles de seguidores en TikTok, venden contenido en plataformas para adultos y hasta han llegado a tener cartera ministerial en Albania. Son guapos, fotogénicos y siempre están disponibles. Solo hay un detalle: no existen.
Es la invasión de los denominados ‘neurofakes’. Un concepto que designa a estas personas inexistentes, creadas mediante inteligencia artificial. Como el negocio de la IA se encuentra aún en fase embrionaria, estamos también en el momento de acuñar nuevos términos. Como selfi o ‘influencer’ en su momento. ‘Neurofake’ es un neologismo que aún no se emplea en el ámbito académico, pero de momento es el que se utiliza en los foros donde se crean estos personajes ficticios y en las cuentas que venden los cursos para crearlos. Valga como ejemplo la captura del siguiente anuncio.
Las cuentas que crean estos personajes con inteligencia artificial son las que han acuñado el término ‘neurofakes’ / Redes Sociales
¿De dónde procede el término? En 2017, un usuario del foro Reddit compartió imágenes pornográficas manipuladas, con caras de personas famosas. Fue el nacimiento de lo que se conoce como ‘deepfake’. Ahora, la irrupción de la inteligencia artificial le ha dado una nueva vuelta de tuerca al concepto. De la imagen plana o los vídeos simples, se ha pasado a sujetos que no existen, pero interaccionan. A los que se les atribuye la (falsa) cualidad de pensar. De ahí el prefijo que da lugar a ‘neurofakes’.
Evolución
Los plazos, en este ámbito de la tecnología, cada vez se acortan más. Si en 2017 se crearon los ‘deepfakes’ y en 2022 empezamos a alucinar con que ChatGPT pudiese interactuar con nosotros, en menos de tres años hemos pasado del texto plano a las imágenes tridimensionales con audio.
«De hecho, el primer chatbot data de 1966, lo creó Joseph Weizenbaum, un ciéntifico del MIT. Simulaba interactuar con los humanos. Por ejemplo, tú le decías que estabas enfadado con tu padre y él te contestaba que le hablases de tu padre», explica a EL PERIÓDICO Ariel Guersenzvaig, filósofo de la tecnología especializado en IA, profesor en Elisava, Facultad de Diseño e Ingeniería, Universidad de Vic-UCC.

Cada vez proliferan más los anuncios publicitando cursos para crear influencers con inteligencia artificial / Cedida
En 2025, lo que nos encontramos es la última evolución de este viejo anhelo de interactuar con las máquinas. Se llaman LLM (Large Language Models), que son modelos de inteligencia artificial entrenados con cantidades masivas de texto para entender y generar lenguaje natural. Gracias a ellos, las máquinas pueden mantener conversaciones, escribir artículos, crear historias o simular personalidades coherentes. Y a estos LLM, la tecnología ha permitido antropomorfizarlos, darle aspecto humano mediante programas de vídeo, audio y animación.
«Crear una IA de este tipo que genere ingresos no es sencillo. Cuesta dinero, mucho trabajo, buenos equipos para renderizar… no se pasa de la nada a Hollywood con un cursillo»
Esto se ha traducido en verdaderas celebridades ‘neurofakes’. Auténticos iconos digitales como Lu do Magalu, creada en Brasil por la cadena de retail Magazine Luiza, que se ha convertido en una de las ‘influencers’ virtuales más seguidas del mundo. Tiene 8,2 millones de seguidores en Instagram y presencia constante en campañas publicitarias. O Kyraonig, lanzada en India en 2022 por FUTR Studios, que cuenta con más de 240.000 seguidores en Instagram y ha colaborado con marcas como Amazon Prime Video y John Jacobs.

Diella es una inteligencia artificial que gestiona el ministerio de Contrataciones Públicas en Albania / Cedida
Incluso hay alguno de estos personajes que ha llegado a ostentar una cartera ministerial. Es el caso de Diella, personaje ficticio ataviado con indumentaria tradicional, que fue creado por la Agencia Nacional de la Sociedad de la Información de Albania para ayudar a los ciudadanos en sus trámites y consultas digitales, y que ha sido nombrada ‘ministra’ de Adquisicones Públicas para luchar contra el fraude en las licitaciones públicas.
‘Neurofakes’ españoles
En España ha surgido una de las figuras con más repercusión en redes sociales. Se trata de Aitana López, gestionada por la agencia The Clueless; tiene más de 380.000 seguidores en Instagram, vendía fotos en lencería y, en palabras de sus propios creadores, paga los sueldos de toda la agencia con la venta de contenido. Hasta llegó a ser entrevistada en El Periódico.
También han llegado al sector de la comunicación. Por ejemplo, Alba Renai, una creación de la empresa Be a Lion, fue concebida para ser presentadora del programa ‘Supervivientes’ en Mediaset.ta
De hecho, Valerio Scorretti, docente y responsable del sector de IA y audiovisual de la empresa Airobot, avanza que las redes se van a llenar de avispados que intentarán aprovechar esta nueva tendencia para colocar cursillos milagrosos de creación de ‘neurofakes’ que nos retiren de trabajar.
«Va a proliferar lo que en Italia llamamos «fufa guru», que se traduce como charlatán; vendedores de humo que prometen que te vas a hacer millonario con esto y te van a dar la fórmula mágica. Probablemente, los únicos que hagan dinero sean ellos vendiendo esos cursos, porque crear una IA de este tipo que genere ingresos no es tan sencillo. Cuesta dinero, mucho trabajo, buenos equipos para renderizar… no se pasa de la nada a Hollywood con un cursillo. Pero en cada problemática se genera un nicho y cualquiera intenta monetizar».
Casarse con un ‘neurofake’
El propio Valerio explica que este tipo de inteligencias han trascendido al ámbito emotivo: «Hay incluso una mujer en China que se ha hecho novia de su ChatGPT». Se refiere al caso de Lisa Li, una joven china que cuenta en la red social Xiaohongshu cómo ha creado una relación romántica con una versión modificada de ChatGPT, un chatbot llamado Dan (acrónimo de ‘Do Anything Now’).
Lisa Li fue la pionera, pero cada vez se registran más casos de personas que desarrollan relaciones empáticas son sus chatbots. Una usuaria de Reddit llamada Wika anunció el pasado mes de agosto que se ha comprometido con su inteligencia artificial, a la que ha llamado Kasper, subiendo incluso fotos de su anillo de compromiso. Un panorama que ya dibujaba en 2013 la película ‘Her’ como un escenario de ciencia ficción y que ahora cada vez es más habitual.

Podcast conducidos por dos mujeres que no existen / Cedida
¿Es el futuro que nos espera? Scorretti no lo ve disparatado: «Los jóvenes cada vez interactúan menos con las personas, llaman menos por teléfono. A las nuevas generaciones les importa cada vez menos si están hablando con una persona real o con una inteligencia artificial», apunta.
Un horizonte que preocupa al profesor Guersenzvaig: «Yo lo veo en mis clases: los jóvenes cada vez hablan menos. Es peligroso antropomorfizar así, estamos confundiendo la empatía real con falsas ilusiones. Nosotros generamos el sentido, vemos caras en las manchas de humedad y atribuimos sentimientos a las inteligencias artificiales que han sido entrenadas con prompts».
Pero es la realidad que nos hemos construido; la profesora Nuria Oliver, directora de la fundación especializada en IA ELLIS Alicante, apunta que «vivimos en un mundo en el que, de los cinco países más poblados, tres son digitales que no existían hace 20 años: Facebook, Whatsapp y Tiktok». Países de los que ya casi todos formamos parte, que cuentan con normas y fronteras distintas a las conocidas hasta la fecha «y cuyos presidentes, por cierto, que no han sido elegidos democráticamente», remata. Ahora toca hacer hueco a los ‘neurofakes’, estos nuevos compatriotas que han llegado para quedarse.
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