Ni el cansancio, lento el equipo desde el minuto uno, ni la bisoñez de la alineación –una formación de veteranos, con la mayor media de edad de la era Flick– explican el apagón de un Barça que se presentó bajo el sol de Sevilla con el equipaje más luminoso del amplio ropero del club. El estreno en la Liga del uniforme naranja que evoca la relación filosófico-futbolística con Países Bajos no pudo más desafortunada.
Necesitaba el Barça reaccionar a la derrota con el PSGpara acotar el disgusto, y lo que hizo fue agravarla con la de Sevilla, alargando las consecuencias. Dos semanas durará el malhumor de los culés, que ni siquiera podrán exculparse con otro culpable que no vistiera de naranja. O de negro como Flick. El de amarillo (el árbitro) se sumergió en la mediocridad que ahogó al Barça con su deplorable actuación, inducido por el VAR. El parón de las selecciones impide la rápida rectificación que desearían aplicar los azulgranas, que salieron sonrojados con un 4-1 más llamativo que explicativo.
Lewandowski lanza el penalti que falló. / Dani Barbeito / SPO
Casi el mismo inicio
Flick tiene bula, y la tendrá por bastante tiempo, de ahí que nadie censurara que con el 2-1 introdujera dos defensas en el descanso. La actuación de Araujo y Martín lo justificaba, como la de casi todos los demás. Excepto Szczesny, que evitó una hecatombe sideral con varias paradas, y Rashford, predestinado a ser quien alimentara la remontada. El único que insinuaba peligro antes y después de marcar el 2-1 que resucitaba a un Barça aniquilado, inerme como nunca se había visto desde la llegada de Flick. Ferran ni chutó a portería y Lewandowski falló un penalti. El cuarto de los 17 que ha lanzado vestido de azulgrana. Los otros tres los chutó al poste; el de Sevilla salió fuera.
Y, en el fondo, el Barça prácticamente está calcando el inicio de la brillante campaña anterior. También perdió un partido en la Champions (fue en Mónaco), y también perdió uno de Liga en la octava jornada: en la visita a Osasuna (4-2). La diferencia, mínima, reside en que entonces sumó siete victorias y en la actual ha cosechado el empate de Vallecas. La diferencia, máxima, es que andaba tres puntos por delante del Madrid y ahora va dos por detrás.

Marcus Rashford marca el 2-1 antes de terminar el primer tiempo. / Dani Barbeito / SPO
Otros cuatro
Será la derrota más larga y ya es la más amplia encajada por Flick, sin que fuera la primera vez que el equipo encajaba cuatro goles. Osasuna abrió el grifo el que bebieron el Benfica (4-5), el Atlético (4-4) y el Inter de Milán, el único al que le sirvió la goleada (4-3). El Sevilla, además de ganar el primer partido en casa, no venciía al Barça desde hace diez años. En el Pizjuán la fiesta fue completa.
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