Crevillent transformó este sábado sus calles en los jardines de la Alhambra de Granada para que miles de vecinos y visitantes entrenasen sus cinco sentidos entre plantas aromáticas y el murmullo de las fuentes mientras las tropas del bando moro deleitaron a los presentes en una Entrada marcada por el boato de los beduinos que pusieron el broche a un completo espectáculo de ritmos de las bandas y colorido de los trajes de las seis comparsas.
Benimerins tuvo la responsabilidad de levantar los aplausos del público la primera y le siguieron los ecos de Oriente de los Berberiscos, junto a los Omeyas y Marroquíes con filàs que latieron con ritmos muy particulares durante el que era uno de los actos más relevantes de las fiestas patronales de Moros y Cristianos, declaradas de Interés Turístico internacional, y que además celebran la redonda efeméride del 60 aniversario.
Moros Viejos Tuareg fue la penúltima comparsa en llenar de alegría las calles, desde Santo Tomás hacia la Avenida de Madrid, la Santísima Trinidad y otros enclaves del núcleo histórico como la Plaza Chapí hasta llegar a la Plaza de la Constitución. El desfile fue subiendo el nivel de intensidad conforme iba cayendo la noche y el pico más álgido llegó cuando se abrió paso el boato de los festeros que representaban a los pueblos nómadas que este 2025 ostenta la Capitanía.
En total unos 1.300 participantes, entre ellos los más de 320 festeros entre adultos y niños que conforman este colectivo del bando de la media luna, así como bailarines y multitud de bandas de música, conformaron un vibrante despliegue audiovisual que pudo ver la luz después de más de tres años de trabajo, como confesaron en la comparsa, para que el público se emocionase recibiendo como broche al Capitán, Luis Lledó y a la Sultana, su hija María Lledó Mas.
Fin de la guerra
Los beduinos celebraron el fin de la guerra contra las tropas cristianas regresando a sus palacios anhelando la recompensa del paraíso eterno entre jardines exuberantes. Así, aparecieron en escena desde fuentes, pilas, surtidores y artilugios para poner de relieve que gracias a estos medios y a la habilidad de los musulmanes pudo construirse el Generalife y la Alhambra, con lo que entre dibujos florales y vívidos azulejos se fue haciendo un recorrido por los edificios más significativos para el descanso y la paz de los cargos.
Los tambores de fuego resonaron al principio en la lejanía acelerando los latidos de los festeros, que se fueron adentraron en la batalla hasta que las huestes moras llegaron a cantar victoria elevando su media luna hacia Alá mientras aparecieron filas especiales con amigos del capitán, entre ellos un grupo de romanos maseros y comparsistas de Dragones. Los beduinos salieron victoriosos guiados por su capitán de 2017, José Manuel Estela, que se abrió paso a camello con las sultanas del sexenio.
Acto seguido la danza cobró protagonismo para representar uno de los «Cuentos de la Alhambra» de Washington Irving por el que durante un paseo por la sierra el sultán Mohamed «el zurdo» se enamoró de una esclava con la que se casó y tuvo tres hijas, quienes al crecer se enamoraron de tres caballeros cristianos, lo que motivó que el sultán terminase desterrándolas en la «Torre de las Princesas». Dos terminaron escapando y una fue fiel al padre y terminó muriendo de pena por el encierro, con lo que cuenta la leyenda que donde fue enterrada en los jardines de la Alhambra creció un bello rosal que los crevillentinos pudieron contemplar en vivo.
Tras la representación entró una Fila Especial de Abencerrajes con alusiones a la leyenda de la venganza del Sultán Abu Al-Hassan, que al descubrir que el jefe de los Abencerrajes cortejaba a su concubina favorita cortó las cabezas de los guardias y tiraron las mismas a las fuentes.
Patio de los Leones
Después llegó un momento dulce en el desfile con niños lanzando 70.000 pétalos perfumados para simular el olor de las flores del Generalife. Ya en la parte final bailarinas terminaron subiendo en una carroza que simulaba el Patio de los Leones, sobrinos del capitán portaron a camello las banderas de la Capitanía y tras homenajes a la tradición de los tejidos que viajaban a través de la ruta de la Seda llegó la parte más esperada con la llegada del Capitán y la Sultana con delicados trajes de Lluís Ruiz que fueron escoltados por amigas de los cargos. Este domingo será el turno del bando de la media cruz con la Entrada Cristiana a partir de las 18.30 horas.
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