Pocos reyes medievales fascinan tanto como Jaume I. Siete siglos después de su muerte, su figura cabalga en manuales, aulas y celebraciones, entre la leyenda del conquistador y el recuerdo del legislador. «A mí me gusta esa mirada más centrada en el pacto, en el juego de tronos con la Corona de Castilla. Lo complicado y responsable es llegar a acuerdos, que en este caso llegaron hasta las Germanías», explica José Antonio Serrano, catedrático de Geografía e Historia y profesor de la IES La Asunción (Elx). Para él, Jaume I no es solo el monarca que entra en València entre murallas y llaves entregadas, sino un estratega que dejó els Furs y el testimonio escrito de su vida en el Llibre dels Fets. Por no hablar, que también, de una biografía cautivadora. «Nos encanta trabajar con él en clase porque tiene una biografía maravillosa: se queda huérfano a los cinco años, sobrevive a conspiraciones y logra imponerse en un mundo hostil, donde los peligros acechaban en cualquier esquina, en cualquier discusión. No es solo un héroe de cartulina, es un personaje real, contradictorio y fascinante», explica Serrano, miembro de la La Asociación Valenciana de Profesorado de Geografía, Historia y Arte .
Jaume I ocupa un lugar central en la historia peninsular y de ahí su creciente protagonismo en la iconografía escolar. Su reinado (1213-1276) marcó un punto de inflexión en la expansión mediterránea de la Corona de Aragón y en la configuración política de lo que hoy es la Comunitat Valenciana. Fue el arquitecto de un nuevo reino, con instituciones propias y una identidad diferenciada dentro del mosaico ibérico. Su obra no se limitó a las conquistas militares —Mallorca, València, Murcia—, sino que supo convertir esas victorias en territorios cohesionados, dotados de leyes, fueros y símbolos compartidos.
Esa visión política cristalizó en uno de los grandes textos medievales europeos: el Llibre dels Fets. Se trata de una de las cuatro grandes crónicas de la Corona de Aragón, pero con una particularidad única: está escrita en primera persona. Jaume I narra su vida como protagonista y testigo, una especie de autobiografía medieval que combina memoria, propaganda y relato épico. Es, al mismo tiempo, un documento histórico de enorme valor y un ejercicio de construcción de identidad colectiva.
Escenificación del 9 d’octubre en un colegio valenciano. / ED
Los especialistas destacan que en esas páginas se entrelazan la voz del guerrero y la del legislador, la del joven huérfano que sobrevive a conjuras y la del rey que negocia alianzas en un tablero peninsular convulso. El Llibre dels Fets no solo ofrece un retrato del monarca, sino que permite entender la política del siglo XIII como un entramado de pactos, traiciones y lealtades, un espejo donde se refleja la fragilidad del poder en la Europa feudal.
En la historia de España, Jaume I representa la consolidación de la Corona de Aragón como potencia mediterránea y un contrapunto a los otros grandes reinos peninsulares. Mientras Castilla avanzaba hacia Andalucía, el monarca aragonés abría la puerta el Mediterráneo. Ese equilibrio de fuerzas configuró un mapa político que perduró durante siglos y que explica, en buena medida, el encaje de los diferentes territorios en la monarquía hispánica posterior.
Como un cuento
Ese magnetismo no se queda en los institutos. En Primaria, la historia de Jaume I se vive casi como un cuento. Jaume I aparece casi como un personaje de cuento. Se resalta la entrada triunfal en la ciudad en 1238, la entrega de las llaves y el inicio de una nueva etapa. Dibujos de castillos, caballos y banderas refuerzan la idea del ‘conquistador valiente’ que puso fin al dominio musulmán. El relato es simple, directo y fácil de memorizar: Jaume I como fundador, protector y héroe.
De conquistador a legislador
En secundaria, el tono cambia. El rey ya no es solo guerrero: se convierte en estratega, diplomático y legislador. Los libros de historia hablan de los Furs de València, un cuerpo legal que dio identidad propia al nuevo reino. También lo presentan como parte de una empresa mayor: la expansión mediterránea de la Corona de Aragón, que alcanzó Mallorca, Murcia y territorios de ultramar. La épica deja paso a un perfil más político, complejo y realista.

Cuadro que representa a Pedro el Grande en el lecho de muerte de Jaume I. / ED
Ahí empieza la parte más delicada. ¿Fue Jaume I un héroe puramente valenciano o un monarca de una empresa política más amplia? La respuesta depende en parte del manual que se consulte y de la sensibilidad de quien lo redacta. En la Comunitat Valenciana se subraya, por supuesto, su papel como fundador del Regne de València.
Herencia de instituciones
La enseñanza coincide en destacar el legado institucional que dejó el monarca. Los alumnos aprenden que Jaume I no solo conquistó territorios, sino que los organizó bajo un sistema jurídico propio que consolidó la autonomía del nuevo reino. En secundaria, los estudiantes descubren cómo los Furs otorgaban derechos y deberes a los habitantes, convirtiéndose en una referencia de autogobierno que perduró durante siglos.
También se subrayan los símbolos: la Senyera como emblema de la ciudad y del reino, la iconografía del caballero y la entrada triunfal en València. Elementos que, siglos después, siguen presentes en la identidad colectiva y en celebraciones como la del 9 d’Octubre.
Fuera de los manuales, la escuela celebra. Muchas clases han preparado estos días representaciones teatrales de la entrada de Jaume I, talleres de manualidades con la Senyera o degustaciones de la tradicional mocadorà. Para los niños, el 9 d’Octubre no es solo una lección de historia: es un día de fiesta, identidad y símbolos compartidos.

Recreación histórica de la llegada de Jaume I a El Puig. / Miguel Angel Montesinos
En el CEIP Cronista Chabret de Sagunt, esta celebración ocupa un lugar central en el inicio de curso. La profesora Maribel Mesquita, tutora de Cuarto, explica: «Hacemos una escenografía. Representamos la rendición de València y la entrega de llaves. Lo tratamos en el primer trimestre, para que coincida con el 9 d’Octubre, en lo que llamamos la Fiesta del Otoño. Trabajamos con cuadernos sobre la época medieval, la València medieval, y también hacemos un recorrido histórico por Sagunt con los alumnos del segundo ciclo. Pasamos por la plaça de la Pescatería, la plaça Major, l’Almoina, la iglesia de Santa Maria o la torre, y después bajamos. Es un recorrido para visitar el Sagunt medieval, donde incidimos en la figura de Jaume I desde primero hasta quinto».
En la oscilación entre relato, política y memoria, Jaume I sigue cabalgando, siete siglos después, como un monarca convertido en materia viva de la educación y del debate cultural en la Comunitat Valenciana.