La agenda de venganza y persecución política de los demócratas que Donald Trump está ejecutando en su segunda presidencia se está manifestando con claridad cristalina en el cierre parcial del gobierno de Estados Unidos. En el tercer día de ese cierre el mandatario ha intensificado el castigo a la oposición.
Aprovechando el momento, la Administración ha puesto en pausa ayudas federales ya aprobadas para proyectos de infraestructura en grandes urbes gobernadas por demócratas. Primero lo hizo el miércoles con Nueva York, anunciando que se congelaba la entrega de 18.000 millones de dólares para un túnel bajo el río Hudson y una extensión de la línea de metro.
También el miércoles el Departamento de Energía anunció que cancelará la entrega casi 8.000 millones de dólares que estaban autorizados para proyectos de energías renovables en 16 estados gobernados por demócratas, incluyendo Nueva York y California. En todos ganó en las últimas elecciones Kamala Harris.
Chicago y Portland
El castigo le tocó a Chicago el jueves, el día en que Trump escribió en Truth Social que los demócratas le habían dado con el cierre una “oportunidad sin precedentes” para hacer recortes a lo que llamó “agencias demócratas”, que tildó también de “estafa política”. Ni él ni la portavoz de prensa de la Casa Blanca, Karoline Leavitt, han explicado a qué agencias se refiere.
En ese mismo mensaje Trump anunció una reunión con Russell Vought, uno de los principales cerebros tras el polémico Proyecto 2025 (del que ya el republicano ni intenta distanciarse, como si hizo en campaña). Vought está a cargo de la Oficina de Gestión de Presupuesto, el brazo del gobierno que se puso al frente de la estrategia de recortes y despidos una vez que Elon Musk abandonó el denominado Departamento de Eficiencia Gubernamental.
Vought se encargó de hacer pública la congelación de la entrega de 2.100 millones de dólares federales destinados a dos proyectos de transporte público en Chicago. Y la argumentó diciendo que busca “asegurar que la financiación no fluye a través de contratas basadas en raza”. En el caso de Nueva York también se había alegado que se intenta evitar mantener proyectos que se vinculas a políticas DEI (Diversidad, Equidad e Inclusión).
Este viernes la campaña se profundizaba con un anuncio de Leavitt, la secretaria de prensa de la Casa Blanca, de que el presidente ha ordenado también estudiar el recorte de ayudas federales que recibe Portland. “No financiaremos estados que permiten la anarquía”, ha dicho la portavoz en referencia a la ciudad de Oregón que Trump lleva tiempo demonizando como una urbe “en guerra” (contra las evidencias y la realidad), donde ya se ha reforzado el despliegue de agentes federales y amenaza con enviar militares.
Redadas y represión de protestas
Todo subraya lo perfectamente engranados que están y lo indisociables que son diversos objetivos y métodos de la agenda de Trump en esta presidencia en la que ha expandido su interpretación del poder presidencial y en la que pone a prueba los límites legales.
Tanto en Chicago como en Portland, por ejemplo, los recortes del presidente aprovechando el cierre del gobierno coinciden con operaciones intensificadas y endurecidas de agentes federales para detener inmigrantes.
Esas campañas, que en Chicago han incluido duras redadas en edificios compartidas en redes sociales y un trato vejatorio que ha afectado incluso a menores y ciudadanos estadounidenses, han provocado también crecientes protestas, tanto contra las propias redadas como contra los métodos policiales y la militarización para frenar manifestaciones y libertad de expresión.
Sin avances
El cierre, mientras, sigue de momento sin ningún viso de acabar. Este viernes había otra votación en el Senado sobre un acuerdo temporal de financiación para permitir al gobierno volver a estar plenamente operativo pero se sabía fracasada antes siquiera de empezar. Y fracasaba cuando se producía.
Los demócratas siguen negándose a dar esa financiación al gobierno mientras este no se comprometa a extender subsidios fiscales para la contratación de seguros médicos que expiran a final de año. Si no se extienden se augura un verdadero “apocalipsis” en el precio de las pólizas para millones de ciudadanos estadounidenses. El 78% de estos, según un sondeo publicado este mismo viernes por la Kaiser Family Foundation quieren que se mantengan las ayudas.
Trump y los republicanos, mientras, insisten en acusar a los demócratas con el bulo de que quieren forzar que se de asistencia médica gratuita a los inmigrantes sin papeles.
Las opciones de que haya siquiera diálogo entre los dos partidos son mínimas, Aunque John Thune, el líder de los republicanos en el Senado, se ha mostrado abierto a negociaciones, ha dicho que no está dispuesto a compromisos sobre las ayudas fiscales para los seguros, que es lo que reclaman los demócratas. En la Cámara Baja el ‘speaker’ Mike Johnson ha cerrado la puerta incluso a negociar con la minoría demócrata.
Memeificación de la política e insultos
El cierre tiene graves consecuencias. Además de cierres de servicios públicos y operaciones en servicios mínimos, 750.000 empleados públicos están suspendidos de empleo y sueldo, y aunque se supone que cobrarán sus salarios cuando acabe el cierre sobre ellos pende la amenaza de Trump de aprovecharlo para hacer despidos permanentes (algo que es legalmente cuestionable).
Son efectos que van, además, en cascada. Este viernes, por ejemplo, no se han hecho públicos los datos del paro de septiembre, un vacío con impacto para los economistas, incluyendo los de la Reserva Federal, que toman en cuenta esos datos para tomar sus decisiones de política monetaria sobre los tipos de interés.
La gravedad no ha impedido que Trump y los republicanos hayan seguido haciendo lo que dicen que son “bromas” sobre el cierre, en otra muestra más de la estrategia de “memeificación” y devaluación del decoro en la política.
Este viernes el presidente colgaba en su cuenta en Truth otro vídeo creado con inteligencia artificial que sumaba un episodio más a su saga de insultos políticos y racistas a los demócratas. Con una versión alterada de la canción de Blue Oyster Cult ‘(Don’t Fear) The Reaper’ (No temas a la parca), el vídeo reitera esos insultos y en un ambiente tétrico presenta al propio Trump y al vicepresidente J.D. Vance como figuras oscuras en acompañamiento musical para Vought, retratado como la muerte con la guadaña, que como dice la letra siega “la pluma, los fondos y el cerebro”.
Líderes republicanos y Leavitt han estado defendiendo que el presidente y los memes, que han incluido ponerle un sombrero y un bigote mexicanos al líder de la minoría demócrata Hakeem Jeffries, son solo “humor”.
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