El
tenista Rafael Nadal, ganador de 22 títulos de Grand Slam, 14
de ellos en Roland Garros, dos medallas de oro olímpicas y cinco
Copas Davis, ha defendido el deporte, sus valores y lo que representa
para la sociedad, en su discurso de investidura como doctor honoris
causa por la Universidad de Salamanca, convirtiéndose así en
el primer deportista en recibir el máximo honor que concede en el
Estudio salmantino.
A su
juicio, y haciendo suyas las palabras de Nelson Mandela, el deporte
“tiene el poder de cambiar el mundo, de inspirar, de unir a las
personas como pocas cosas lo hacen, porque habla a la juventud en un
lenguaje que entienden, y puede crear esperanza donde solo había
desesperación”.
“Hoy,
al recibir este doctorado, siento que este reconocimiento es también
para lo que el deporte representa en la sociedad. Lo recibo con
gratitud, con humildad y con el compromiso de seguir trabajando para
que el deporte sea una herramienta de crecimiento personal y social.
En un mundo que parece estar en constante división y polarización,
creo firmemente que el deporte puede ser un puente, un espacio de
encuentro que promueva la convivencia, la cordialidad y el respeto
mutuo”, subrayó Nadal.
En su
discurso de aceptación del doctorado, el que está considerado como
el mejor deportista español de todos los tiempos, resaltó los
valores que el deporte puede inculcar a las personas, entre los que
destacó la disciplina, la humildad, la resilencia, la pasión y la
ambición, “valores que no pertenecen solo al tenis, ni siquiera al
deporte, sino que pueden y deben aplicarse en la vida cotidiana”.
Tras
manifestar su “enorme orgullo y gratitud” a la Universidad de
Salamanca, institución en la que “desde el siglo XIII el
humanismo, el pensamiento crítico, la libertad intelectual iluminó
a toda la humanidad”, Nadal precisó que “la verdadera ambición
no consiste solo en ganar o en alcanzar un objetivo, sino en
superarse cada día sin perder nunca de vista lo que realmente
importa: los valores que mi familia me enseñaron desde niño. Una
ambición sana donde el fin no justifica los medios”.
En un
abarrotado Paraninfo, con más de 180 doctores revestidos, miembros
de la comunidad universitaria y autoridades, Nadal consideró que la
práctica deportiva debe ocupar “un lugar destacado en los sistemas
educativos, porque no solo mejora la salud física, sino que inculca
valores que son fundamentales para cualquier profesión y para la
vida en sociedad”.
“Espero
que mi trayectoria pueda inspirar a otros a luchar por sus sueños, a
no rendirse ante las dificultades y a entender que el verdadero éxito
no está en el resultado, sino en el camino recorrido, en el
esfuerzo, en la actitud y en la forma de afrontar cada reto”,
subrayó el tenista de Manacor
Defensa de los valores humanos
Para el
rector Juan Manuel Corchado la incorporación de Rafael Nadal al
Claustro de Doctores de la Universidad de Salamanca es “un orgullo”
y advirtió que conlleva “una importante responsabilidad para ambas
partes, pues al aceptar esta distinción nos comprometemos a defender
juntos los valores que usted atestigua: el esfuerzo, la superación y
la excelencia”.
El
rector valoró las lecciones de “supervivencia y mejora continua”
que Nadal ofreció en cada torneo a lo largo de su larga y exitosa
carrera deportiva, al tiempo que elogió “su capacidad de renacer
con más fuerza” cada vez que la adversidad le puso a prueba.
“Nadal
representa la constancia y la excelencia a su nivel máximo, esa
excelencia que la Universidad procura alcanzar en todas sus acciones.
El camino académico no es fácil, requiere esfuerzo, trabajo y
constancia. Usted nos ha enseñado que no hay que conformarse, que
siempre podemos conseguir más”, subrayó.

Corchado
también tuvo palabras de cariño hacia los miembros de su familia
que le acompañaron en el acto celebrado en el Paraninfo, su esposa,
hijos, padres y hermana, entre otros. Si Nadal citaba las palabras de
Mandela, Premio Nobel de la Paz y primer presidente negro de
Sudáfrica, quien consiguió la reconciliación racial, a través del
deporte, el rector recordaba las palabras de John Carlin -periodista
británico que narró esta emocionante historia en el libro “El
factor humano”, adaptado al cine por Clint Eastwood en la película
“Invictus”- dedicó al deportista español: “No se puede
separar a la persona del deportista, y la persona es lo primero. Rafa
ha tenido éxito porque es una buena persona y está respaldado por
una buena familia”.
El
rector ratificó estas palabras y recordó el mensaje que dirige a
sus alumnos y alumnas al inicio de cada curso: a la Universidad
vienen a aprender, pero también a completar su formación como
personas. “En esta Universidad tenemos muy presente el espíritu de
la Escuela de Salamanca, un faro del humanismo, como ha dicho su
padrino, que hoy, siglos después, sigue estando en vigor e ilumina
nuestras enseñanzas, porque el conocimiento sin humanismo pierde
todo su valor”, apostilló antes de dar por finalizada la ceremonia
Herencia de la Escuela de Salamanca
Sobre
esta idea de la Escuela de Salamanca abundó el decano de la Facultad
de Educación y padrino del nuevo doctor, Ricardo Canal. En
su laudatio realizó un recorrido tanto por su
“incomparable trayectoria deportiva” (22 títulos de Grand
Slam, dos medallas de oro olímpicas, cinco Copas Davis y varias
temporadas como número uno del mundo), pasando por sus múltiples
reconocimientos (Premio Príncipe de Asturias del Deporte, Gran Cruz
de la Orden del Mérito Deportivo, Medalla de Oro al Mérito en el
Trabajo, Premio Nacional del Deporte en varias ocasiones), para
concluir con su compromiso social, plasmado en programas de educación
e inclusión para niños y jóvenes vulnerables (Centros Fundación
Rafa Nadal en Palma, Valencia, Madrid o en India), entre otros.
Canal
consideró este doctorado, que reconoce en Rafael Nadal valores como
la humildad, la resiliencia, la disciplina y el compromiso con los
demás, como “una renovación y actualización” de la herencia de
la Escuela de Salamanca, poniéndola al servicio de los desafíos de
nuestro tiempo: “la lucha contra la desigualdad creciente, contra
la segregación de las personas con discapacidad, frente al quebranto
de valores fundamentales y al olvido de los derechos humanos que en
tantas latitudes se ven amenazados”.
“Esa
tradición, que convirtió a Salamanca en faro de humanismo y
modernidad, late todavía en nuestra Universidad. Y, de algún modo,
también se refleja en el modo en que D. Rafael Nadal ha afrontado su
vida y su carrera: con respeto al otro, con un sentido profundo de la
justicia y con una defensa de la dignidad, tanto en la victoria como
en la derrota. Su manera de entender el deporte, basada en el
esfuerzo, la humildad y la entrega es, en sí misma, una forma de
reconocer y afirmar la dignidad de la persona”, afirmó en su
discurso.