La suerte política de Pedro Sánchez ya estaba vinculada a la suerte judicial de su esposa, en tanto que es el presidente del Gobierno cónyuge de una persona imputada por cinco presuntos delitos. Pero la última resolución judicial liga ya, de manera irresistible, ambos destinos.
Porque, según el juez Juan Carlos Peinado, «sin el vínculo con el presidente del Gobierno», Begoña Gómez «difícilmente» habría podido cometer esos supuestos delitos.
Según el instructor, las «conductas» de la esposa de Sánchez que él ve indiciarias de apropiación indebida, intrusismo profesional o corrupción en los negocios, son «conexas» a las que identifica con un presunto tráfico de influencias.
Esa última figura del Código Penal es «lo que, en principio, constituye el origen de los hechos delictivos». Sin ese germen tan concreto, según Peinado, es improbable que la esposa de Sánchez hubiera podido tener las «conductas» por las que está siendo investigada.
Así, si esta pieza principal del llamado caso Begoña la llega a sentar en el banquillo, el juicio deberá ser conjunto.
La «influencia» del presidente
«Su relación de parentesco [con Sánchez] es la causa que se considera fundamental para poder apreciar la posible concurrencia del delito de tráfico de influencias», expresa Peinado en su auto. Y, de este modo, liga a la «influencia» del presidente todos los hechos bajo investigación.
El razonamiento coincide con el que sostuvo Alberto Núñez Feijóo el pasado martes. En una aparición pública, el líder de la oposición sostuvo que «Sánchez debe dimitir no porque esté rodeado de corrupción, sino porque los presuntos delincuentes que lo rodean no hubiesen podido delinquir sin él«.
Pero la realidad es que el instructor no hacía este jueves sino asumir en su auto la tesis de la Audiencia Provincial de Madrid.
El pasado junio, ese tribunal resolvió un recurso de la imputada Gómez explicando que la Secretaría General de Presidencia es «una estructura institucionalizada de poder».
Fragmento del auto de la Audiencia Provincial de Madrid sobre Begoña Gómez y su «influencia» como esposa de Sánchez.
Y eso, en opinión de la Audiencia, «refuerza frente a terceros el carácter prevalente de la conducta de la principal investigada», es decir, Begoña Gómez.
Todo ello habría «apuntalado el aura de indudable influencia que, como esposa del presidente del Gobierno […] ejerciendo sus funciones desde ese entramado del Palacio de la Moncloa, podía tener toda su actividad privada».
De hecho, cuando Sánchez se negó a declarar contra su esposa, al ser citado como testigo de un presunto delito de tráfico de influencias, en julio de 2024, el presidente antes había tratado de testificar por escrito.
Cuando el juez rechazó que se acogiera a esa dispensa, que le permite su cargo, lo hizo desligándole de las «conductas» de su esposa. Peinado argumentó que no le convocaba como el presidente del Gobierno de cuya «influencia» se hubiera aprovechado Begoña Gómez, sino como esposo de la acusada.
El «vínculo» con el caso
Ése es el argumento con el que el instructor justifica que, si se llega a la vista oral, sea también un jurado popular el que enjuicie estos cuatro delitos de la mujer del presidente, como ya quedó establecido, la pasada semana, con la pieza separada por el delito de malversación.
«Sin ese vínculo con el actual presidente del Gobierno, difícilmente, podría ella y los otros dos investigados poner en práctica las conductas que, posteriormente, han sido ya consideradas, indiciariamente, como constitutivas […] de los delitos de apropiación indebida, intrusismo profesional y corrupción en el sector privado», añade el magistrado.
Esos otros dos investigados en esta pieza del caso Begoña, a los cuales Peinado alude en su auto son, primer lugar, Cristina Álvarez, su asistente en Moncloa; y en segundo lugar, el empresario Juan Carlos Barrabés.
Álvarez es la «amiga» de la esposa de Sánchez, contratada por la Secretaría de Presidencia, oficialmente, para ayudarla con su agenda. Está imputada en esta pieza por tráfico de influencias y corrupción en los negocios, por sus «favores» en las actividades mercantiles llevadas a cabo desde Moncloa.
Además, se le investiga también en la pieza de la malversación, junto a Francisco Martín. El actual delegado del Gobierno en Madrid era el alto cargo de la citada «estructura institucionalizada de
poder» de la Secretaría General de Presidencia, designado por Sánchez.
Y el empresario Barrabés está imputado por tráfico de influencias, corrupción en los negocios y apropiación indebida.
Elogios de Pedro Sánchez al grupo Barrabés, el 22 de enero de 2021.
El vínculo con Begoña Gómez, a quien conoció por amistad con su marido, se tradujo esencialmente en dos vías.
Por un lado, él colaboró con la Cátedra de Transformación Social Competitiva que le había concedido a la esposa de Sánchez la Universidad Complutense de Madrid. Y por otro, ella escribió cartas de recomendación que habrían influido en concesiones de contratos millonarios de la empresa estatal Red.es.
El 22 de enero de 2021, en un acto en Zaragoza, y seis meses antes de esas licitaciones, el presidente Sánchez elogió públicamente a la empresa de Barrabés.
Un reciente informe de la Intervención General del Estado ha detectado «irregularidades», «fraude de ley» y «discriminación» en las adjudicaciones, concluyendo que las cartas de apoyo como las de Begoña Gómez fueron clave en la victoria de Barrabés y beneficiaron a su empresa de forma «injusta, ilegal y arbitraria».