En España, la Seguridad Social ofrece una incapacidad permanente a las personas que ven su vida laboral limitada. Este tipo de prestación busca compensar la pérdida de ingresos de aquellas personas, que debido a un problema de salud, ya no pueden desempeñar su actividad laboral.
«No existe ninguna lista oficial de enfermedades que te den la incapacidad permanente», asegura Arpa. Sin embargo, hay una serie de patologías que de manera común dan origen a una incapacidad laboral.
Grados de incapacidad
En España, la Seguridad Social ofrece cinco grados de discapacidad:
- Gran invalidez: se concede a aquellas personas que no pueden realizar ningún trabajo y necesitan la ayuda de otras personas para las tareas básicas del día a día. Da derecho al 100% de la base reguladora más un complemento económico.
- Incapacidad permanente absoluta: impide desempeñar cualquier tipo de trabajo. La pensión equivale al 100% de la base reguladora y está exenta de IRPF.
- Incapacidad permanente total: inhabilita al trabajador para su profesión habitual, pero no para otras. Supone el 55% de la base reguladora, que puede aumentar hasta el 75% a partir de los 55 años si no se trabaja (total cualificada).
- Incapacidad permanente parcial: es el grado más bajo. Reconocer una reducción salarial de al menos el 33% en el rendimiento laboral, pero permite seguir trabajando. Se cobra en un único pago equivalente a 24 mensualidades de la base reguladora.
«La clave no es la enfermedad, sino como te afecta para trabajar»
Las pensiones de incapacidad no se conceden únicamente por el hecho de padecer una enfermedad, sino por el grado en que esa dolencia limita al trabajador. Una misma patología puede ser incapacitable para una persona y no para otra, e incluso pueden darse distintos grados de incapacidad según el caso.
«No se trata del nombre sino de las limitaciones reales que te deja», explica el experto.
Enfermedades más habituales
Entre las patologías más frecuentes en la concesión de una pensión de incapacidad permanente se encuentran tanto problemas de salud mental como dolencias físicas. Algunas de las más comunes son la depresión, la fibromialgia, la enfermedad de Crohn, la insuficiencia renal crónica, la esclerosis múltiple, la artritis o la lumbalgia, entre otras.