El ya visto presupuestario

Si hubiera necesidad de creerla se podría decir que María Jesús Montero es una autora sin suerte. Cada año que pasa, y según ella misma insiste, está a punto de concluir unos Presupuestos Generales del Estado que el Gobierno no tiene pensado publicar porque no los aprobarían siquiera sus socios de investidura. Tampoco lo sabe ya que se niega a presentarlos a sus señorías incumpliendo sistemáticamente una obligación constitucional, y porque el Parlamento parece importarle un pimiento. A la presidenta del Congreso, Francina Armengol, puede que le importe aún menos salvo, como recalca la oposición, para permitirse el capricho de bloquear leyes aprobadas en el Senado.

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