La figura del sereno resurge en Sevilla con 50 agentes cívicos que ya patrullan 29 barrios para velar por la seguridad y la convivencia durante la noche. Las noches de Sevilla cuentan desde este mes de octubre con nuevos guardianes. El servicio de serenos, agentes cívicos de profundo arraigo histórico, ha sido no solo reinstaurado sino también ampliado significativamente por el Ayuntamiento de Sevilla.
La plantilla ha crecido de los 18 efectivos de la fase piloto a un total de 50 agentes que operarán durante todas las noches del año. Este equipo se desplegará en 29 barrios de la ciudad, con la misión de ser los ojos y oídos de la urbe cuando la mayoría duerme. El alcalde, José Luis Sanz, respaldó personalmente el inicio de esta nueva etapa, subrayando la importancia de un proyecto que busca, en palabras de sus responsables, devolver la tranquilidad a vecinos y comerciantes mediante una presencia disuasoria y amable.
La primera noche de este servicio ampliado transcurrió con normalidad y una palpable ilusión entre los nuevos agentes, conscientes de la oportunidad laboral y del rol social que asumen. Lejos de la imagen romántica del pasado, el sereno del siglo XXI es un agente cívico polivalente. Su labor principal, que comienza a las once de la noche, se centra en la prevención y la comunicación.
Durante sus rondas a pie, siempre en pareja, su función es detectar y reportar cualquier anomalía que perturbe el orden o la seguridad. Su principal herramienta es la comunicación directa con el Centro de Coordinación Operativa (CECOP), al que informan de incidencias como desperfectos en el mobiliario urbano, fallos en semáforos o calles sin iluminación.
Durante su primera noche, ya gestionaron varias de estas situaciones, demostrando su utilidad como un primer filtro de aviso. También actúan en el ámbito social, como ocurrió al tener que acompañar a un turista ebrio a su alojamiento, una intervención que evidencia su rol de asistencia y mediación en situaciones de bajo riesgo que no requieren una respuesta policial inmediata.
La misión de estos agentes va más allá de la mera vigilancia. Se definen como una figura educativa que busca fomentar el civismo y el buen uso de los bienes públicos. Su presencia en la calle sirve para disuadir actos vandálicos, pero también para construir una relación de confianza con la comunidad. José María Roncero, coordinador del servicio, ha explicado en Herrera en Cope Sevilla, que interactúan con los vecinos para atender cualquier necesidad.
Esto incluye la colaboración con los servicios sociales para asistir a personas sin hogar que encuentran durante sus rondas. Su objetivo es velar por el bienestar general de la ciudad, combinando tareas de control con un profundo sentido de servicio público. Esta dualidad es lo que les ha granjeado el apodo de «los ángeles de la noche» por parte de los propios sevillanos, un reconocimiento que, según Roncero, es un gran aliciente para el equipo.
Toda su actividad está coordinada a través del CECOP, con el que mantienen comunicación constante por emisora. Además, cada agente está geolocalizado, lo que permite optimizar su despliegue y respuesta. Esta conexión permanente es crucial, ya que les permite derivar cada incidencia al cuerpo correspondiente con la máxima celeridad, ya sea la Policía Local, la Policía Nacional, los bomberos o los servicios de emergencias del 061.
Los 50 agentes se dividen en tres grandes grupos, cada uno bajo la supervisión de un coordinador. Estos grupos se distribuyen estratégicamente por los 29 barrios designados, trabajando siempre en parejas para garantizar su propia seguridad y facilitar la intervención conjunta. La selección de las zonas de patrulla no es aleatoria, sino que responde a un análisis de las necesidades de cada sector de la ciudad.
Según explica el coordinador José María Roncero, esta estructura permite mantener una presencia constante en un radio de acción cercano a su base de sector, asegurando tiempos de respuesta cortos y un conocimiento profundo del área que vigilan. La gestión del servicio corre a cargo de la empresa especializada Sereno Gijón, cuya experiencia en otras ciudades ha sido clave para el diseño e implementación del modelo sevillano.
La ampliación del programa no es una apuesta a ciegas, sino el resultado del éxito demostrado por el proyecto piloto. Con solo 18 agentes, el servicio anterior registró más de 500 avisos efectivos al CECOP en un año, un dato que avala su rentabilidad social y operativa. Los serenos alertaron sobre puertas de comercios abiertas en plena noche, detectaron incendios incipientes, robos en curso y prestaron primera asistencia en emergencias médicas hasta la llegada de los sanitarios.
La figura del sereno está profundamente arraigada en el imaginario colectivo español. Durante siglos, fueron una presencia indispensable en las noches de las ciudades, encargados de encender las farolas de aceite, anunciar la hora y el estado del tiempo, y custodiar las llaves de los portales. Aunque su función tradicional desapareció con la modernización de las ciudades en el siglo XX, su legado como guardián de la noche y figura de confianza perdura.
Sevilla no es un caso aislado en esta tendencia de recuperar la vigilancia de proximidad. Otras ciudades españolas como Gijón, Oviedo o distritos de Madrid también han implementado servicios de serenos o agentes cívicos nocturnos con resultados positivos.