Alicante no consigue abandonar los últimos puestos entre las provincias españolas con menor renta per cápita del país. A pesar del fuerte repunte de la actividad turística desde el fin de la pandemia y de la buena marcha del empleo, que no deja de batir récords, la distancia con la media nacional apenas se recorta, lo que se traduce en que el PIB por persona de los alicantinos se sitúa unos 7.500 euros por debajo del que anota el conjunto del país.
Así lo reflejan los últimos datos de la Contabilidad Regional de España que el INE ha publicado este martes y que evidencian, de nuevo, la necesidad de «cambios estructurales» en la economía alicantina para mejorar este indicador, como apunta el director de Estudios de Ineca, Francisco Llopis, tras analizar las cifras.
De esta forma, el PIB de Alicante ascendió en 2023 a 46.410 millones de euros, tras un repunte del 10,7 %, por encima del 8,9 % que avanzó el conjunto de la economía española. Esto se tradujo en un PIB per cápita de 23.507 euros, un 8,3 % más que el anterior ejercicio, de nuevo por encima de la media nacional, que creció un 7,6 %.
Evolución del PIB per cápita de Alicante en comparación con el resto del país y la provincia más rica y la más pobre. / INECA
Sin embargo, este mayor crecimiento de la provincia apenas supuso un recorte de la enorme distancia que separa a ambas, puesto que la renta per cápita nacional se situó en 30.976 euros, 7.469 euros más.
Lejos de máximos
En términos porcentuales, esto significa que cada alicantino solo genera el 75,9 % de la riqueza que produce un español, apenas cuatro décimas más que el año anterior y muy alejado del 89,5 % que llegó a alcanzar en el año 2001 -su mejor dato-, como recuerda Llopis.
En cuanto a la posición relativa en el conjunto de provincias españolas, el tirón de la actividad turística permitió a Alicante superar el PIB per cápita de Ávila y Toledo, que el año anterior presentaron mejores números. Sin embargo, se trata de un avance insuficiente para sacar a la demarcación de la parte baja de la tabla. En concreto, Alicante se mantiene como la número 42 de un total de 52 demarcaciones, incluidas Ceuta y Melilla. Un furgón de cola en el que Alicante parece atorado desde hace más de una década.

Posición de Alicante entre las provincias españolas por renta per cápita. / INECA
En este sentido, la serie histórica que facilita Ineca refleja la mala evolución que ha tenido la economía provincial, en comparación con la del resto del país. Aunque nunca ha sido de las zonas más boyantes de España, Alicante iniciaba el milenio en una posición media de la tabla, en el número 27.
Una situación que empezó a cambiar a partir del año 2005, cuando cayó al número 30, y que se deterioró rápidamente tras el estallido de la burbuja inmobiliaria, hasta que en 2011 ya estaba en la posición número 44. Desde esa fecha, la renta per cápita alicantina se ha mantenido en torno a esa posición y sólo un año, el de 2021, logró superar el número 40.
19.153 euros menos que los madrileños
Y lo más grave es que, cada vez está a una mayor distancia de las zonas económicamente más avanzadas. Así, en el año 2001 los alicantinos eran un 55 % más pobres que los españoles con mayor PIB por persona, por entonces los alaveses; mientras que ahora la distancia que separa la renta provincial de la que tienen los madrileños -los nuevos líderes de la clasificación- supera el 80%.
En números absolutos, esto significa que cada habitante de la capital genera en estos momentos 19.153 euros anuales más que un alicantino, ya que su PIB por persona alcanza los 42.660 euros. Por el contrario, apenas le separan 2.942 euros de Melilla, la demarcación más pobre del país, con una renta de 20.565 euros.

Porcentaje que representa la renta alicantina sobre la media nacional. / INECA
«Alicante necesita mejorar más todavía su tejido productivo para que sea capaz de seguir obteniendo valores superiores, al menos, al promedio nacional, si quiere salir del último tercio de posiciones nacionales», apunta el director de estudios de Ineca. «Hacen falta más cambios estructurales para que la mejora no sea solo la generada por la dinámica general y propia de la parte de bonanza del ciclo económico», añade el experto.
Es decir, se necesita un mayor peso de sectores de alto valor añadido -como el tecnológico o el de industrias avanzadas- que paguen salarios más elevados, de los que reciben camareros o trabajadores del sector turístico, que son los más habituales en estos momentos. También habría que mejorar la productividad de los sectores tradicionales alicantinos, por ejemplo, con una mayor digitalización de las fábricas, con el mismo objetivo.
Ineca lleva años reclamando este tipo de cambios, que considera fundamentales para elevar el nivel económico de la población y, con él, el bienestar social de la misma. De momento, a juzgar por los resultados, las iniciativas destinadas a fomentar estos nuevos sectores en la zona aún no han logrado que tengan un peso suficiente para cambiar esta situación.
Suscríbete para seguir leyendo