Cybill Sheperd.
Para solaz de una generación de españoles y españolas, Filmin oferta en su catálogo la serie Luz de luna, comedia en ocasiones, drama en otras y tensión sexual no resuelta (TSNR) durante la mayor parte del metraje. Luz de luna (en realidad, Moonlighting, pluriempleo) se emite con la banda sonora original con que se concibió para la cadena ABC entre 1985 y 1989. En España pudimos verla a partir de 1986 los domingos en la Segunda Cadena (hoy La 2), más tarde los jueves por la noche y luego en ese totum revolutum que presupone aparecer un día en una televisión privada y tiempo después en la competencia. Pase misi, pase misá.
Es posible que el diagnóstico de demencia frontotemporal de Bruce Willis impida al actor contar con detalle cómo esa serie le catapultó a la fama hasta abrirle la puerta de su primer gran éxito mundial con La jungla de cristal (1988). Desde entonces todo el mundo sabe quién es Bruce Willis, y, sin embargo, buena parte de la generación nacida en el siglo XXI apenas recuerda a su compañera en Luz de luna, Cybill Shepherd, con más fama, más carrera y más cartel que el actor cuando la serie comenzó a emitirse. El gancho era ella, que venía de triunfar 15 años antes con Bogdanovich y luego con Scorsese en Taxi driver, mientras que Willis, que se ganaba la vida como camarero, fue descartado por casi todo el staff del programa, excepto por la actriz principal. «Conocí a Bruce en una oficina y mi temperatura subió al menos diez grados», contó ella años más tarde.
De mirada dulce e inteligente, dotada para la comedia tanto como para el drama, con carácter, alta, rubia, el océano en sus ojos, sonrisa luminosa, elegante siempre, Cybill Lynne Shepherd (Memphis, Tennessee, 75 años) nunca fue ‘la novia de América’. En España, sin embargo, se convirtió en el eterno femenino de los boomers apostados frente al UHF aquel domingo 26 de octubre de 1986. Un plan perfecto para sobrellevar la resaca del sábado. Sofá, manta, aspirina, los restos fríos de la hora de la comida y esa pareja antónima de lo atrabiliario. Como antes con Farrah Fawcett, una rubia en una pantalla española garantizaba la mitad del share, y Luz de luna, con aquel tipo guapote que ladeaba la sonrisa, guiones traídos a trasmano, un dúo antagónico que ejercía de detectives y la canción de Al Jarreau meciéndonos suavemente en los créditos, llegó a España para quedarse en la memoria de quienes hoy bordean la sesentena. Some walk by night, some fly by day…
Reencontrarse con Cybill Shepherd 40 años después presupone para la Generación X lo mismo que debió de sentir el periodista Rex Reed al describir a Ava Gardner: los codos de Ava, los ojos de Ava, la risa de Ava. Después de ver Luz de luna, desempolvo The last picture show y otros trabajos de Shepherd con Peter Bogdanovich: Lío en Broadway, Texasville, Una señorita rebelde, y recuerdo que también aparecía en aquella serie de sobremesa, La rosa amarilla, con Sam Elliot y David Soul (el Hutch de Starsky & Hutch). El cabello de Cybill, los ojos de Cybill, la boca de Cybill.
Rebusco en internet fotos actuales. Cybill está estupenda a sus 75. Acude a eventos y da entrevistas, aunque es poco probable que la veamos de nuevo asaltando los televisores. Su carrera se fue apagando a medida que despegaba la de su partenaire, con quien la TSNR era inversamente proporcional a la que exudaban en cada capítulo. Se odiaban. Antes de que su animadversión afectara al rodaje (en las dos últimas temporadas reducen el número de escenas juntos y se realizan tomas a velocidad más lenta para que el público crea que se miran a los ojos más tiempo del que en realidad podían soportar), Willis y Shepherd tuvieron el clásico arrebato carnal que precede al estallido de las disensiones. Ella se acercó a Willis con una botella de vino y le soltó: «¿Vamos a hacer algo al respecto o qué?». Cuenta la actriz que acabaron «chupándose la cara apasionadamente» en un sofá, pero Willis se echó atrás en ese instante en que todo cambia para siempre o acaba en anécdota.
A menudo, él llegaba con resaca al estudio y ella respondía con aires de gran drama del celuloide. Willis disparó su fama con La jungla de cristal mientras aún rodaban Luz de luna, y de repente, el antiguo camarero cobraba más que la exmodelo. Se reconciliaron en 2022, cuando él anunció su enfermedad. Contemplar hoy a aquella Cybill Shepherd del 86 es como visionar antiguos partidos de fútbol en los que tu equipo siempre gana. Apagas el televisor con la sonrisa puesta y la certeza de que mañana, o al día siguiente, o siempre, ella estará allí, con su cara de Cybill, con sus frases de Cybill, con la aureola mítica de un amor platónico de juventud.