La NASA ha decidido no solo volver a la Luna, sino quedarse a vivir: se propone construir una «aldea» humana sostenible en una década, un proyecto que redefine la exploración espacial y la convierte en una carrera estratégica por el futuro fuera de la Tierra.
El administrador de la NASA, Sean Duffy, ha anunciado un plan para establecer una «aldea» humana permanente en la Luna en menos de una década. Este objetivo no solo representa el proyecto espacial más ambicioso desde la era del Apolo, sino que también señala una intensificación de la nueva carrera espacial con China como principal competidor.
La visión, desvelada por Duffy en el Congreso Internacional de Astronáutica en Sídney, va más allá de un simple puesto de avanzada. «Vamos a tener vida humana sostenida en la Luna», afirmó, imaginando un asentamiento estable y funcional.
Energía nuclear
El corazón de esta estrategia es la energía nuclear. Para que una comunidad lunar pueda sobrevivir a las gélidas y prolongadas noches lunares, que duran unas dos semanas terrestres, la energía solar no es suficiente. Por ello, la NASA ha acelerado los planes para desplegar un reactor de fisión nuclear en la superficie lunar para 2030, una fuente de energía capaz de generar unos 100 kilovatios de electricidad de forma continua.
Este componente energético es clave en el tablero geopolítico. «Estamos en una carrera hacia la Luna, específicamente contra China», declaró Duffy sin rodeos. La urgencia se ve acentuada por los movimientos de sus competidores: Pekín y Moscú han anunciado su propia alianza para construir una central nuclear lunar automatizada para 2035, y China ha adelantado su objetivo de llevar astronautas a la Luna para 2030. La preocupación en Washington es que el primero en llegar pueda establecer zonas de exclusión que limiten el acceso a recursos y lugares estratégicos del polo sur lunar, rico en hielo de agua.
Largo camino
Sin embargo, este ambicioso horizonte se enfrenta a obstáculos considerables, tanto técnicos como financieros. La misión Artemis III, que debía marcar el regreso de astronautas a la Luna, ya ha sufrido un retraso hasta mediados de 2027. La causa principal son las demoras en el desarrollo del módulo de aterrizaje Starship de SpaceX, sobre el cual el propio panel de seguridad de la NASA ha advertido que podría tardar «años» más de lo previsto en estar listo.
A las dificultades técnicas se suman las turbulencias presupuestarias. El presupuesto propuesto por el presidente Trump para 2026 incluye un recorte del 24% a la financiación de la NASA, que pasará de 24.8 mil millones a 18.8 mil millones de dólares, aunque el Congreso se ha resistido a estas reducciones. Este recorte amenaza la continuidad de programas esenciales como el cohete Space Launch System y la cápsula Orion después de la tercera misión Artemis, obligando a la agencia a depender de alternativas comerciales que aún no han sido probadas para misiones de esta envergadura.
Y también en Marte
Pese a este panorama de incertidumbre, el líder de la NASA asegura que no solo se logrará la aldea lunar, sino que en el mismo plazo la humanidad estará «a punto de poner botas humanas en Marte».
La estación espacial Gateway, una plataforma orbital lunar que servirá de punto de apoyo para estas operaciones, y cuyo lanzamiento también se ha pospuesto a 2027 como mínimo, sigue siendo una pieza fundamental en este complejo rompecabezas.