La anomalía gravitacional fue detectada inicialmente en 2007: luego de descartar una relación con procesos en la superficie terrestre, los especialistas revelaron que la señal podría reflejar rápidas redistribuciones de masa en las profundidades del manto. Aún se desconoce qué consecuencias podrían tener a futuro estos violentos desplazamientos en el interior del planeta.
Los científicos concluyen que una señal de gravedad anómala en el Océano Atlántico oriental, identificada inicialmente en 2007, no puede explicarse completamente por las fuentes de agua superficial y probablemente se origina, al menos en parte, en el manto más profundo de la Tierra.
En un estudio publicado en la revista Geophysical Research Letters, sugieren que podría reflejar rápidas redistribuciones de masa en la zona del manto, que constituye la mayor parte del volumen de la Tierra, con alrededor del 84 %, y posee un espesor de unos 2.900 kilómetros.
Tras los misterios de las profundidades
Registrada por los satélites del programa GRACE de la NASA, la anomalía fue ahora analizada por un equipo liderado por la geofísica Charlotte Gaugne Gouranton, de la Universidad de la Ciudad de París, en Francia.
Vale recordar que GRACE fue concebido para medir pequeñas variaciones en la gravedad, y ha permitido rastrear cambios de masa en la Tierra con una sensibilidad inédita, desde su lanzamiento en 2002 hasta 2017.
Gracias a la precisión de sus mediciones fue posible detectar una redistribución de masa que los modelos basados en fenómenos superficiales no lograban reproducir, según un artículo publicado en Science Alert.
De acuerdo al equipo a cargo del nuevo estudio, la hipótesis que mejor encaja con la señal observada es una transición de fase en la bridgmanita, el mineral más abundante en el manto.
A presiones y temperaturas próximas a la frontera entre el núcleo y el manto, entre aproximadamente 2.700 y 3.000 kilómetros bajo la superficie terrestre, la bridgmanita puede transformar su estructura, alterando su densidad y desencadenando una rápida redistribución de masa en esa región profunda.
Convergencia de señales
El momento de la anomalía coincide con un cambio brusco en el campo magnético terrestre, observado por redes de instrumentación y satélites. Esa coincidencia temporal y espacial sugiere que procesos a esas profundidades podrían tener efectos medibles sobre fenómenos magnéticos que emergen desde el núcleo líquido.
Es importante tener en cuenta que el campo magnético de la Tierra, que nos protege de las partículas nocivas del Sol, nace precisamente a partir del movimiento del hierro fundido en el núcleo externo terrestre.
En tanto, los registros sísmicos aportaron evidencia complementaria: en la región señalada se han detectado zonas de velocidades ultras bajas (ULVZ), interpretadas como concentraciones de material con propiedades distintas, que podrían facilitar o amplificar transiciones de fase.
Referencia
GRACE Detection of Transient Mass Redistributions During a Mineral Phase Transition in the Deep Mantle. Charlotte Gaugne Gouranton et al. Geophysical Research Letters (2025). DOI:https://doi.org/10.1029/2025GL116408
La convergencia de señales gravitacionales, magnéticas y sísmicas refuerza la interpretación de un evento profundo y transitorio, que ahora se debe comprender en profundidad para poder revelar su posible impacto en la superficie.
Por ejemplo, si se comprobara que episodios como el analizado en este caso ocurren con cierta frecuencia, podría verse afectada nuestra comprensión de la dinámica termomecánica del manto, la transferencia de calor hacia la superficie y la generación de variaciones rápidas en el campo magnético.