Desde media tarde estuvo la gente de Valsequillo algo ansiosa porque había trascendido que la Suelta del Perro Maldito iba a tener muchas novedades. La primera, no deseada, una pertinaz llovizna que arruinó la jornada en la calle. La otra, una especie de vuelta a los orígenes para recordar que en 2026 se cumplirán 40 años de este espectáculo y habrá que celebrarlo a lo grande. A medianoche se apagaron las luces del pueblo, apareció el perro desafiante y realmente hubo sorpresas en la batalla entre el bien y el mal.
En cuatro escenarios diferenciados, la Suelta se dividió en nueve partes, con el denominador común de la lucha corporal y dialéctica entre el Perro Maldito y el Tiempo. El primero interpretado por tres actores del pueblo, Armando Suárez (diablo viejo), Adrián Dri Peña (joven) y Cristo Calderín (Caminante).
El personaje de Tiempo, de mayor dificultad por la cantidad de diálogos, lo encarnó la actriz Marta López. Al igual que los más de cien figurantes voluntarios, tuvieron una dura sesión de maquillaje durante toda la tarde.
Una puesta en escena marcada por símbolos
La primera escena fue el Gender Reveal o fiesta de la revelación del sexo del bebé a los familiares. En la Zona Comercial Abierta, decorada con tonos alegres, se escuchó música tribal, con risas y gente expectante.
El narrador, con voz solemne, proclamó: «Un día el pueblo se detuvo. No por miedo, sino por esperanza. Iba a nacer uno, uno de los suyos». Al tiempo, se abrió el cañón de la iluminación y apareció la madre y el padre a su lado, sonriente. Explotó el confeti azul y los figurantes que representaban al pueblo gritaron con regocijo: «¡Azul! ¡Es niño!».
Una pertinaz llovizna durante toda la tarde deslució el espectáculo y restó público al pueblo
Sin embargo, el narrador rebajó la alegría al advertir que «no toda luz es bendición. A veces, lo que nace ya está maldito». Tras un cambio de luces, acompañado de fuertes latidos, aparecieron niños/as huevos. La imagen del feto giró y se detuvo.
La segunda escena, El Duelo, se desarrolló en la Joyería, un ritual coreográfico en la que apareció el Caminante, el Perro Maldito del futuro, una figura encorvada que se arrastró hacia el centro del escenario a dar el pésame a ocho mujeres con vestidos oscuros, velos y rostros apagados.
En la escena tres, Lo Efímero, una reflexión del ciclo de la vida, las viudas ofrecieron al Caminante sentarse junto a ellas y comenzaron a hablar. El maligno, con voz grave y desgastada, relató: «La vida es un milagro que se abre en cada instante. Pero, ¿cuánto dura un instante? Pasamos la vida celebrando nacimientos, logros, placeres y risas que se quedan en nuestra memoria y, sin embargo, cuando llega el silencio descubrimos que todo se nos escapa. Creemos que el tiempo es infinito pero el mañana nunca se repite.
«Entonces -añadió- es cuando me pregunto, ¿cuánto nos queda de ese reloj que nunca se detiene? Porque sin darnos cuenta vivimos a contrarreloj, corriendo tras un tiempo que jamás se deja atrapar. Y así llegamos a la muerte, cuando los ojos guardan más recuerdos que esperanzas, y cada arruga es la firma del tiempo en la piel. En este silencio, descubrimos que la vida no es correr, sino detenerse, mirar, sentir, amar. Hoy comparto mi dolor, pero también les recuerdo que la vida, aunque breve, está llena de momentos que valen toda la eternidad».
En la cuarta parte, El Tiempo, apareció esa figura en el escenario de la Plaza de San Miguel. En la penumbra se escuchó un tictac solitario y aparecieron unas bailarinas, girando lentamente como agujas de reloj.
Con voz profunda y distante, el personaje del Tiempo espetó a la concurrencia: «¡Curiosa manera tienen de poseerme! Dicen que me ganan, que me pierden. Tropiezan midiendo su existencia con relojes, como si el universo supiera de segundos. Yo soy el Tiempo, invisible ante cualquier mirada. Estuve en tu primer llanto. Te sostuve en los juegos de tu infancia, cuando las horas parecían interminables. Corrí contigo en la juventud, cuando me olvidabas creyendo que no existía. Marqué tu paso en la adultez, cuando los relojes comenzaron a pesarte en las manos. Y en la vejez soy yo quien dobla tu cuerpo, quien arruga tu piel, quien llena tus ojos de recuerdos». Y ya en un tono de voz más fuerte, recalcó: «Soy la aguja y el hilo que une cada instante al siguiente; el hilo que teje tu cuna y tu tumba».
Arrogancia
En la escena quinta, El Perro, este apareció en una jaula de ego, en su salón de belleza donde aduladoras, médicos y manicuristas le acicalaban. Con arrogancia se dirigió al Tiempo. «¿No te estarás refiriendo a mi querida? ¿Mi tumba? Me descojono de mi tumba, no existe. ¿Qué coño dices? ¡Vieja bruja! Te referirás a la tuya y a la de todos ustedes», se carcajeó dirigiéndose también a los espectadores.
El diablo tuvo tres tres personalidades con otros tantos actores y Marta López dio vida al Tiempo
El Perro Maldito continuó con su perorata en tono burlón: «Mírame, el tiempo pasará por ti, muñeca, por ustedes; por mí… ¡nunca!». Y otra vez al público: «Mírenme, soy la fuerza, la belleza, la lujuria, la alegría y el desenfreno, miren todo lo que tengo, lo que soy, soy la fiesta ¿Quieren unirse?, venga, vamos. ¡Están todos invitados!».
En ese momento arrancó la música, se encendieron neones y rayos láser. Pero mientras el perro bailaba y pedía más volumen, se empezaron a escuchar relojes, engranajes y alarmas. Entraron los personajes relojeros y el diablo se dio cuenta de que algo está pasando, pues el sonido saturó, los figurantes se congelaron y solo quedó él, jadeando, rodeado de humo y luces que se apagaron de golpe. Todo volvió a la oscuridad.
En la sexta parte, La presión del Tiempo, se inició la confrontación verbal, el cara a cara. Dos haces de luz iluminaron a los personajes y el Tiempo, mostrando su enfado, fue el primero en hablar. «Incrédulo, narcisista, mira que pensar que no paso por ti, tus fiestas se apagan, tus lujos se oxidan y tus carcajadas se quiebran, tu arrogancia es efímera; por ti también paso, aunque te creas diferente y único, no eres más que un instante», le advirtió.
A lo que el Perro respondió retador: «¿Vienes a juzgarme ahora? Soy más fuerte que tu arena, más veloz que tus relojes, no envejezco, me reinvento, nadie me dirá cuándo debo detenerme. No me alcanzarás. ¡No soy como el resto! Mi carne brilla, mi cuerpo arde, mi nombre resuena. Soy eterno».
El diálogo continuó en la escena siete, El Pacto, en la que el Perro intentó seducir al Tiempo, con los personajes del amor ayudándole en la conquista con pétalos de rosas y confeti rojo en forma de corazones.
Ante el rechazo –«eres ceniza, frágil, no eres nada, polvo eres y en polvo te convertirás», le contestó–, el Perro continuó con su desafío, pero esta vez con frases y gestos lascivos. «¿Polvo? El polvo lo tienes, princesa; ahora que te miro bien, estás hasta buena, el corazón me late más fuerte, se me ha subido la tensión al verte, seríamos la pareja perfecta del siglo», insistió.
El enfrentamiento se prolongó en el siguiente acto, El descenso, en el que el Perro viejo apareció en el escenario principal muy deteriorado, caminando con un bastón, mientras el Tiempo comenzó a elevarse. Abatido y arrodillado, entró un ataúd y cuatro personas metieron dentro al diablo.
En la última escena, A contrarreloj, se cantó la canción La llorona a capela y apareció la madre con el bebé en brazos. Intentó dejarlo en la canasta con dolor y lágrimas. Lo intentó varias veces y, en la última, el bebé apareció con pequeños cuernos. Finalmente, lo abandonó y se fue corriendo, mientras seguía sonando esa triste canción.
Al coincidir en una noche de domingo, hubo menos público foráneo, pero la población de Valsequillo no faltó a la cita y antes de caer la noche ya abarrotaba el entorno de las plazas de San Miguel y de Tifariti. Desde las localidades de Tenteniguada, El Rincón, Era de Mota, Las Vegas, San Roque, Las Canteras, Luis Verde, Lomitos de Correa o La Barrera llegaron varios miles de residentes, según resaltó el alcalde, Francisco Atta.
Una vez derrotado el Perro Maldito, la noche continuó con una exhibición pirotécnica en la Montaña del Anís y una gran verbena en la Plaza Tifariti, amenizada por Armonía Show y Dj Promaster. Hoy lunes se celebra la festividad de San Miguel Arcángel y el próximo sábado un Tardeazo con un cartel estrella: las Latinssister, Paco Guedes y Apolo, King África, Dj JJ Compota, Aseres, Yet Garbey y la Orquesta Furia Joven.
Programa de fiestas de hoy
8.00 horas
Desde primera hora de la mañana se celebra la Muestra de ganado selecto y local en el Recinto Ferial.
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11.30 horas
Por las calles del casco de Valsequillo, procesión cívico-religiosa. A su término, desfilará el ganado ante la imagen del patrón.
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18.30 horas
Se celebrarán a lo largo de la carretera genera, la GC-41.
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20.00 horas
Concierto de música popular por un grupo totalmente femenino.
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