La generación Z marroquí pide paso. Este fin de semana convocó protestas en diferentes ciudades del país para reivindicar más inversión en sanidad, educación, servicios básicos y terminar con la corrupción. Una protestas que se concinaron a fuego lento en las calles y en redes sociales: el grupo que está detrás de las se presenta como GENZ212 (que es la suma de generación Z y el prefijo de Marruecos). Se organizan a través de Discord, una aplicación de mensajes, reuniones y fórums. Su canal ya cuenta con más de 50.000 participantes. Es allí, donde deciden cuando salen a la calle y como actuar, también debaten como hacer llegar sus demandas. Este lunes hay convocadas nuevas movilizaciones.
Las protestas celebradas este sábado y domingo fueron recibidas con miles de policías desplegados en las calles de ciudades como Rabat, Casablanca, Tánger, Marrakech, Tetuán y muchas otras. Las autoridades llevaron a cabo numerosas detenciones. Es difícil precisar una cifra exacta, porque no hay información oficial ni se conoce su situación judicial, la Asociación Marroquí de Derechos Humanos ha llegado a contabilizar 260 detenidos en Rabat durante todo el fin de semana, a los que hay que sumar los arrestados en las otras ciudades. Muchos salían en libertad de madrugada, tras horas en la comisaria. Una espera que se hizo larga también para las familias, decenas esperaban, ya de noche, frente las dependencias policiales.
En ciudades como Tánger y Casablanca, la policía cargó contra los manifestantes. En Rabat, los intentos de protesta se tradujeron en carreras por el centro de la ciudad. Los jóvenes se juntaban en un punto, empezaban a gritar sus consignas y a los segundos, con la llegada de los antidisturbios, empezaban a correr. Muchos eran detenidos cuando escapaban, otros cuando estaban hablando enfrente de las cámaras de televisión. La reacción de las autoridades indignó más los manifestantes: «No entendemos por qué no nos dejan expresarnos, lo hacemos pacíficamente, no hacemos nada malo», lamentaba uno de ellos y añadía: «Es nuestro derecho, está contemplado en nuestra Constitución».
Los participantes debaten, se informan y deciden a través de la aplicación de mensajes y fórums, Discord. El domingo por la noche, anunciaron una «asamblea virtual» a través de este canal, durante horas estuvieron hablando por turnos. Había más de 3.000 personas conectadas y cada uno decía la suya sobre muchos temas. Allí decidieron convocar nuevas protestas para este lunes. Defienden que no van a parar hasta que sus demandas sean escuchadas. «Es nuestro momento, hace tiempo que lo esperamos», explicaba una joven, un tanto emocionada, durante las protestas.
Un país a «dos velocidades»
En Rabat, la policía blindó la gran avenida en la que está el Parlamento del país. Una zona que está en obras: reforman las aceras y asfaltan, en vista a la inauguración del curso parlamentario, en octubre. En uno de los puntos del paseo hay una pantalla digital que cuenta los días que faltan para que empiece en Marruecos la Copa de África de fútbol, menos de tres meses. En la misma ciudad, todavía hay estadios en los que se trabaja sin pausa para terminar antes de la competición. El fútbol y los preparativos para acoger competiciones internacionales se ha colado en la cotidianidad marroquí, también en las protestas: «La sanidad es lo primero, no queremos la Copa del Mundo», se coreó el domingo en Casablanca, en referencia al Mundial 2030 que Marruecos organiza con España y Portugal. «Los hospitales no están bien equipados, en cambio, los campos de fútbol están equipados con la última tecnología. La diferencia es clara», expresó otro joven en Rabat ante la prensa.
El trasfondo del descontento va más allá de las protestas del pasado sábado y domingo, estas últimas semanas en Marruecos ha habido varias manifestaciones: en frente de hospitales para denunciar el mal estado de las instalaciones; también de los afectados por el terremoto del Atlas marroquí de hace dos años, o las protestas de apoyo al pueblo palestino que reclaman también que Rabat ponga fin a la normalización de relaciones con Israel. La inflación y el encarecimiento de la vida también hace tiempo que golpea al bolsillo de la población.
Sin respuesta de las autoridades
Otra frase recurrente entre los manifestantes son las «dos velocidades» que denuncian hay en el país y la desigualdad entre las grandes ciudades y el resto del país o entre generaciones. Algo a lo que Mohamed VI hizo referencia en su último discurso en julio, dijo que el país no puede avanzar a «dos velocidades» y explicó que ha dado órdenes a las autoridades para una «nueva generación de programas de desarrollo territorial».
Tras las protestas a mediados de setiembre en diferentes hospitales, el ministro de Sanidad organizó varias visitas. Una en el centro hospitalario de Agadir, en el que en una semana murieron ocho mujeres que estaban en la planta de maternidad tras recibir dosis inferiores de analgésicos, según denunciaron los activistas y reportó la prensa local. El ministerio anunció medidas e inversiones, una reacción con la que no logró calmar el malestar. Tras este fin de semana de protestas, las autoridades del país han guardado silencio, no hay reacción oficial. Por otro lado, varios partidos de la oposición y asociaciones de la sociedad civil han pedido que las demandas sean escuchadas, además de criticar las detenciones.
En Marruecos, 8,2 millones de personas tienen entre 15 y 29 años, de una población total de 38 millones de habitantes. Son la conocida como generación Z. La más conectada y una de las que tiene mayor cifra de universitarios. Aunque a la vez denuncia que no cuenta con oportunidades laborales o los trabajos que tienen son precarios. La franja de edad con más paro es la tiene entre 15 y 24 años, un 36%, una cifra que en las zonas urbanas roza el 50%. Además, más del 25% de los jóvenes marroquíes de la misma edad son ninis, ni estudian ni trabajan, es decir, 1,5 millones de jóvenes en el país, según datos oficiales.
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