Cada vez hay más alumnos con necesidades. Es un hecho, las estadísticas lo demuestran en toda España. Y los centros educativos de Balearesson los que más han visto crecer el número de estudiantes con necesidades específicas de apoyo educativo (NESE, según la nomenclatura oficial) de todo el país. Hablamos de niños y jóvenes que requieren un apoyo extra por muchos motivos (tener una discapacidad, un trastorno, una dislexia…; ser ‘nouvingut’; estar en situación de vulnerabilidad social…). En las islas, desde 2016 estos estudiantes se han incrementado en un 63% y hoy representan a dos de cada diez matriculados: son casi 20.000 estudiantes.
Dentro de este grupo de estudiantes NESE, el sistema entiende varias subcategorías. Por ejemplo, los alumnos con necesidades educativas especiales (NEE) por tener discapacidad motora, sensorial y/o intelectual; o con trastorno del espectro autista o de comportamiento.
El incremento de estos estudiantes en Baleares también ha sido el mayor del país, al crecer un un 77% en un periodo de seis años: el curso 2023-2024 había en las islas 7.867 estudiantes, el 4% del total del alumnado, que requerían recursos extra por estar en esta situación.
Según datos del ministerio de Educación, la gran mayoría de estos estudiantes están escolarizados en centros ordinarios y un 15% acude a centros de educación especial.
El informe señala que, además de los NEE, el archipiélago también ha visto crecer otras categorías de estudiantes que requieren especial atención.
Además de los citados estudiantes con trastornos o discapacidad, dentro de los NESE hablamos por ejemplo de los 1.982 alumnos detectados con dificultades específicas de aprendizaje, como dislexia, discalculia, TDAH… También se incluye en esta categoría (y aquí está una de las principales claves que explican las elevadas cifras de Baleares en comparación con otras comunidades) a 9.900 alumnos en situación de vulnerabilidad social, con desfase curricular, migrantes de incorporación tardía que desconocen las lenguas oficiales, y otros supuestos.
El profesorado hace tiempo que alerta de la complejidad que encuentran en el aula hoy día y lamenta que pese a que los recursos van subiendo curso a curso, siguen sin ser suficientes.
Shannon de Jesús, psicóloga infantil, confirma el aumento de alumnado con necesidades especiales y con dificultades específicas de aprendizaje y trata de responder a la pregunta: ¿A qué se debe?
En su opinión, este incremento es fruto de una combinación de factores. Por una parte, señala, las familias están «mucho más concienciadas» en evaluar a sus hijos cuando este presenta dificultades académicas y el profesorado además está «más formado» en la detección temprana de estas dificultades con protocolos «muy precisos».
Pantallas, pandemia…
Por otra parte, hay factores ambientales y tecnológicos, «como la exposición temprana a las pantallas y el menor contacto al aire libre de los menores», algo que, alerta de Jesús, afecta «de forma decisiva al desarrollo neurológico y la autorregulación emocional». La pandemia también ha tenido su peso ya que el aislamiento social «en edades críticas» ha conllevado «un aumento de la ansiedad infantil y un retraso madurativo por la falta de contacto social».
¿Cómo puede responder la escuela? Ante todo, defiende, «la escuela debe ser inclusiva para todos», por lo que el profesorado debe estar formado en la detección temprana y en la gestión de los alumnos con TDAH, TEA, trastornos del lenguaje…
Además, la escuela debe realizar adaptaciones curriculares y el equipo educativo «debe de trabajar conjuntamente con los especialistas (logopedas, psicólogos, neuropediatras…), los orientadores escolares y los psicólogos educativos sin olvidar», subraya la psicóloga, «a las familias».
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