Del ‘milagro de Medinah’ a la épica interrumpida para ganar fuera trece años después

El ‘milagro de Medinah’ fue eso, una victoria azul cuando todo parecía negro en la Ryder Cup 2012. Por entonces, fuera de casa, Europa celebraba a lo grande una de las ediciones más míticas de la historia de la competición.

Trece años después, este ‘milagro’ llevaba días sobrevolando el seno del equipo europeo. Era posible volver a ganar fuera de casa porque Luke Donald había dado forma a un equipo de muchas garantías, con un Rory McIlroy y un Tommy Fleetwood en el mejor momento de su carrera y con jugadores de muchos galones como Jon Rahm o Justin Rose. 


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Todo parecía bien tras el sábado. Europa mandaba con claridad tras dominar con plena autoridad tanto los ‘fourballs’ como los ‘foursomes’. Pero entonces fue cuando las tornas se invirtieron. El ‘milagro de Medinah’ que tanto había inspirado a los azules se convirtió también en un empuje enorme para una Estados Unidos obligada a agarrarse a algo con lo que creer.

Los norteamericanos lo hicieron a lo grande. Fueron paso a paso, partido a partido y forzaron un final igualado en una Ryder que Europa estaba dominando con puño de hierro. Pero faltaba ser si la reedición del ‘milagro de Medinah’ particular iba a ser para Europa por ganar fuera o para Estados Unidos por una remontada épica.


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EFE

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Europa sonríe con fuerza por haber conquistado una de las Ryder más sufridas y más deseadas de los últimos tiempos. Trece años después de ganar en territorio norteamericano, Estados Unidos ha vuelto a teñirse de color azul. La gestión de los roles de Luke Donald, la respuesta de los líderes y el paso adelante en la jornada definitiva de hombres como Shane Lowry, Tyrrell Hatton o Ludvig Aberg han sido la clave para rematar un triunfo de equipo fraguado desde el minuto uno. 

El contador se pone a cero. Europa vuelve a ganar fuera de casa. La épica estadounidense se quedó en la orilla para que la historia sonría a un Viejo Continente que sigue siendo campeón de la Ryder Cup. 



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