Marc Márquez regresa al olimpo de MotoGP seis años después y se proclama campeón del mundo en Motegi

Las lágrimas de Marc Márquez al cruzar la línea de meta en segunda posición en la carrera del Gran Premio de Japón son la representación viva de la superación ante la adversidad, la lucha por volver a ser el que fue y la pelea contra los demonios internos que le han perseguido estos últimos cinco años en los que incluso ha llegado a dudar de sus capacidades para pilotar tras la grave lesión en su húmero derecho. Ahora, está en paz consigo mismo.

El español regresa al olimpo de MotoGP seis años después de su último título (2019) al proclamarse campeón del mundo en Motegi en una temporada en la que ha sumado 11 victorias, 14 triunfos en la carrera al sprint y ocho poles cuando todavía restan cinco citas para la conclusión del curso.

Un margen que evidencia el tiránico dominio que ha ejercido a lo largo de su primera temporada en el equipo oficial de Ducati, en la que ha terminado peleando por el cetro de campeón con su hermano Álex ante la bajada de rendimiento de Pecco Bagnaia, su compañero de equipo, que ha renacido en Motegi ganando la carrera.

Para regresar a la cima de MotoGP seis años después, Marc Márquez ha tenido que padecer cuatro operaciones en su húmero derecho, tres diplopías (visión doble), ha tenido que renunciar a la marca de su vida (Honda) y a un salario astronómico para ponerse a prueba en un equipo satélite para que le llegara la oportunidad de tener la mejor moto y el mejor equipo.

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