Las victorias como las del miércoles cambian dinámicas. No son una varita mágica ni valen más de tres puntos pero, como dijo con acierto Sergio, “ponen en marcha y generan un contexto diferente”. Eso se vio sobre el verde a estrenar de Montjuic en los txuri urdin ante un Barça que tuvo problemas para cerrar el partido. La Real perdió, sí, y tiene sólo cinco puntos de 21 porque el arranque fue muy malo en resultados y en general en sensaciones. Pero es casi tan evidente ese dato como que esta semana de dos partidos ha sido y resultado positiva para la Real. El equipo está en marcha, en mejora. Le compitió de tú a tú al Barça. Pudo salir goleado pero tuvo portero de los buenos, pero también pudo salirse con un punto o incluso con la campanada completa porque se adelantó y luego generó llegadas con frecuencia y mucho peligro e incluso Kubo estrelló en el larguero un fuerte disparo al final. La actuación es válida, insuficiente pero válida para seguir creciendo y reaccionar, ahí sí con puntos sí o sí, ante el Rayo antes del parón, y luego ante Celta y Sevilla. Igual que se ve una mejora general, también se ven de lejos fallos importantes. Uno de los más claros es el balón parado, pese al fichaje de un especialista que, de momento, no se traduce en una mejora real en los partidos. En ataque se han visto cosas puntuales interesantes que no se tradujeron en gol por detalles, pero en defensa es un desastre. Casi tanto como presentarse ante el Barça en septiembre con un descarte como Odriozola de lateral titular, y lo hizo muy bien y marcó ojo, y con sólo dos centrales. Ah, y otro descarte como Sadiq sigue jugando, pero este sin necesidad ni urgencia, ni por supuesto rendimiento. En definitiva, el equipo está en marcha y mejora, aunque siga habiendo cosas que desentonen.
