No, el nuevo primer capítulo de Sergio Scariolo en el Real Madrid no iba a responder a los cánones de la narrativa romántica. No regresaba el hijo pródigo para triunfar desde el primer día, para recuperar lo que fue un día suyo. Quizá lo haga en el futuro, pero no en el amanecer de su nuevo proyecto, negado el que podía ser su primer título por el Valencia Basket, ganador este domingo (94-98) de la segunda Supercopa ACB de su historia.
Apenas 23 días después de caer eliminado en el Eurobasket, de cambiar la camiseta roja por la blanca, Scariolo no fue capaz de conducir a su Real Madrid a la victoria, de corregir sobre la bocina un fin de semana para el olvido para la entidad, derrotas duras en el Metropolitano y el Carpena. Todavía en construcción su proyecto, la igualdad marcó una final decidida por detalles. Por, en este caso, la nulidad blanca desde el triple en el cuarto final que todo lo decidió.
Anécdotas a pie de página para un Valencia Basket que estrenará su flamante Roig Arena con el título de campeón de la Supercopa, cima que no hollaba desde que en 2017 lo hizo por primera vez. Un impulso que tuvo la firma del entusiasmante Sergio de Larrea (21 puntos) y del nuevo refuerzo llegado de Unicaja Kameron Taylor (17).
Sergio Scariolo, entrenador del Real Madrid, durante el partido de la final de la Supercopa Endesa, entre el Real Madrid y el Valencia Basket, en Málaga. / Jorge Zapata / EFE
Lluvia de puntos para empezar
El arranque del partido, en un escenario como el Carpena malagueño que siempre es sinónimo de pasión por el baloncesto, fue el propio de una cita de pretemporada. Mucha anotación (27-24), mucho reparto de minutos, mucha prevalencia de los ataques frente a las defensas… Tanteo entre el proyecto ya maduro de Pedro Martínez y el recién nacido de Scariolo.
Nadie destacaba por encima del resto, la etiqueta de máximo anotador en ese momento se la colgaba Trey Lyles, el nuevo ‘cuatro’ del Madrid, con apenas seis puntos en su casillero. Una tónica que iba a cambiar de cara al segundo cuarto, en el que los blancos cometieron demasiadas pérdidas que el Valencia aprovechó.
Con el liderazgo de Sergio de Larrea, que crece a pasos agigantados, los ‘taronja’ apretaron el acelerador al comienzo del segundo parcial, dibujando un parcial de arranque de 2-10 que modificó la tendencia de la final y que se prolongó hasta otorgar una ventaja de dos dígitos al Valencia. Apareció entonces Llull para minimizar daños para el campeón de Liga (44-51 al descanso).

Omari Moore, del Valencia Basket, encesta durante el partido de la final de la Supercopa Endesa, entre el Real Madrid y el Valencia Basket, en Málaga. / Jorge Zapata / EFE
Hezonja, en trance
Todo iba a cambiar tras el descanso. El Real Madrid multiplicó su intensidad defensiva y Hezonja (12 puntos en ese parcial) se puso el traje de superhéroe para dejar en papilla la ventaja del conjunto valenciano. En tres minutos, el partido ya estaba igualado. En otros tres, los de Scariolo ya se habían colocado siete puntos arriba. En cuanto se sentó en el banquillo el croata, sin embargo, el Valencia despertó y logró neutralizar la remontada blanca al final del tercer cuarto (69-69).
Empezaba un nuevo partido de 10 minutos e iba a ser uno trufado de errores por parte de ambos equipos, seco el Madrid en el triple, fallón el Valencia desde el tiro libre. Se trataba de ver quién fallaba menos y ahí el Valencia salió ganador, con un De Larrea para el que, con apenas 19 años, cualquier calificativo se queda corto.
Apretó el Real Madrid hasta la última posesión para evitar un desenlace con derrota, pero el equipo de Pedro Martínez no iba a soltar la presea que tanto había trabajado y que tanto significa para un club como el valenciano. El Valencia es supercampeón y el Madrid de Scariolo tendrá que esperar para lucir metal. Tiempo tiene.
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