La noticia de su muerte se conoció justo cuando los móviles comenzaron a dar la alarma por el simulacro de erupción volcánica en Garachico. A esa hora ya hacía un buen rato que el personal de un hotel madrileño había encontrado el cuerpo sin vida de Dulce Xerach Pérez (Tacoronte, 1969) en la habitación que le habían asignado en recepción. El aviso de que algo no iba bien lo dieron unas personas que aguardaban su llegada a una reunión de trabajo que nunca se celebró. La confirmación del fallecimiento tuvo el mismo efecto que una cascada de agua helada cuando cae de manera imprevista sobre un cuerpo tibio. Impacto total. Las redes sociales se llenaron de reacciones tras un flash inicial emitido por eldia.es. Primero apareció la sorpresa; la incredulidad de un adiós que sobrevino de sopetón. Fernando Menis, su compañero sentimental, volaba con destino a la capital española cuando el suceso estaba regado por todas partes: Dulce Xerach acababa de morir.
Trayectoria política y cultural
Política antes que defensora de los valores culturales y patrimoniales del Archipiélago, Dulce Xerach se fogueó en ATI mucho antes de ocupar cargos de responsabilidad desde la trinchera de Coalición Canaria. Sí. En su juventud formó parte de la guardia pretoriana de Manuel Hermoso Rojas (1935-2025), aunque nunca le tembló la voz a la hora de decir que su presidente de Canarias favorito había sido Adán Martín (1943-2010), compañero vital de una de sus mejores aliadas en sus inicios políticos: Pilar Parejo.
«Se va una mujer comprometida con la cultura, la palabra y con nuestra tierra. Dulce deja un vacío irremplazable»
Consejera de Cultura del Cabildo, viceconsejera de Cultura y Deportes del Gobierno de Canarias o diputada del Parlamento regional fueron algunos de los destinos que ocupó cuando quiso estar en el escaparate político. En él, llegó a ser la directora general del Gabinete del Presidente del Gobierno de Canarias o concejal en el Ayuntamiento de Santa Cruz de Tenerife. El fallecimiento de Adán Martín, el 10 del 10 de 2010, dejó una herida abierta en ella que compartió durante muchos años con Fernando Menis, hermano del expresidente del Cabildo de Tenerife y expresidente del Gobierno de Canarias.
Una de las cuestiones que más le preocupaba en los primeros meses alejada de la tribuna política era precisamente eso. «Voy a aprender a vivir lejos de la política, cerca de la cultura, que es un mundo que me apasiona», respondió en una de las primeras entrevistas que dio cuando quiso ser una ciudadana más.
Otro de sus logros fue impulsar un centro de arte para mostrar la obra de Óscar Domínguez
Puso distancia con la política
Cuando aún formaba parte de la clase política se empeñó en salvar para el mundo de la cultura un gigantesco tanque que la petrolera Cepsa había «abandonado» en la zona de expansión de la capital tinerfeña. El depósito número 69 se convirtió, poco a poco, en uno de los tres espacios expositivos que el Gobierno de Canarias gestiona en Tenerife [la Sala de Arte Contemporáneo y la Sala de Arte del Instituto Cabrera Pinto de La Laguna eran las otras dos] y los cimientos sobre los que creció el festival Keroxen. Y es que ella siempre tuvo claro que ése era un perímetro que debía sobrevivir como plataforma de convivencia entre los nuevos lenguajes urbanos y la cultura.
«Querida Dulce: el alisio siempre nos traerá el brillo de tu sonrisa y el recuerdo de tus palabras»
Pocos eran los que apostaban en la segunda mitad de la década de los noventa del siglo pasado por darle una segunda vida, mucho más placentera, a un depósito que en sus días de gloria llegó a almacenar 40 millones de litros de fuel-oil, pero entre los que eran minoría estaba Fernando Menis, el responsable de su rehabilitación en 1997.
La batalla fue larga e incluso encontró hostilidad entre algunos de los residentes del nuevo Cabo-Llanos, quienes no llegaban a comprender el sentido de un edificio que en 2014 fue declarado Bien de Interés Cultural en la categoría de monumento por su valor patrimonial industrial. El pulso se fue ganando con la creación de un jardín de plataneras, primer espacio público verde del barrio. El Tanque fue, de largo, su niño mimado desde sus orígenes y en cuanto se aseguró de que podía caminar sin apoyos puso distancia para meterse en otros berenjenales.
«Cuesta mucho creer que una persona tan vital, entusiasta y comprometida no esté con nosotros»
De alguna manera, necesitaba sentirse útil en asuntos de trascendencia social. Un día, por ejemplo, empezó a tirar de agenda para tantear la posibilidad de recuperar el Círculo de Bellas Artes de Tenerife, un edificio que languidecía en el corazón de la calle Castillo y que se propuso reanimar en compañía de un grupo de amigos que aceptaron el reto de revivirlo.
Esa capacidad para reinventarse desde el bando en el que se solicitan apoyos a las instituciones era nueva para ella, después de convivir durante muchos años en la acera contraria, justo desde la que impulsó la construcción del TEA Tenerife Espacio de las Artes, en una fase embrionaria en la que las primeras tomas de contacto con los arquitectos Jacques Herzog y Pierre de Meuron tenían el bitono de las fotografías en blanco y negro.
«Siento profundamente el fallecimiento de Dulce Xerach, con quien compartí alegrías y penas, amistad y compromiso político»
Con raíces tacoronteras como Óscar Domínguez (1906-1957), otra de las banderas que agarró con decisión durante su etapa política fue el desarrollo de un Centro de Arte Contemporáneo dedicado a difundir la obra del autor surrealista más destacado que ha nacido en las Islas y, a su vez, referente mundial de un movimiento que encontró en la capital parisina uno de sus aposentos más destacados.
Entonces ya casi había desaparecido el rastro de una anécdota que ella repetía muerta de risa: la mala pasada que le jugó el destino el día que le tocó ejercer de madrina del Auditorio de Tenerife y la botella de champán que tiró en varias ocasiones contra la estructura diseñada por Santiago Calatrava (Valencia, 1951) se resistía como gato panza arriba a romperse. «¡No se rompía la jodida, no se rompía…!», relataba con una sonrisa que enmascaraba la vergüenza. «¡No se rompió!», insistía, transformando el trauma en risas.
El Tanque fue una de las primeras batallas en las que se embarcó para difundir cultura
Amante de la arquitectura
Abogada y doctora en arquitectura, encontró en el arte de proyectar, diseñar y construir varios amores en una sola cuestión. El más sólido, el que le unió en matrimonio con Fernando Menis en la Iglesia de Las Chumberas. Y es que en su caso se cumplía al cien por cien el dicho que apunta que «detrás de un gran hombre hay una gran mujer».
«Nos sobrecoge una noticia triste; fue una defensora de nuestra cultura y patrimonio histórico»
Dulce disfrutaba dando visibilidad a los edificios que su compañero de vida ponía en pie en Asia, Finlandia, Polonia… Ella era la que hacía volar el genio de un creador tímido, que siempre se ha mostrado asustadizo en el cara a cara con un periodista. Entonces emergía la figura dominante de la profesora asociada al Departamento de Urbanismo e Historia de la Arquitectura, para pronunciar unas frases de serenidad.
«Tranquilo, no pasa nada, es de fiar… Todo va a salir bien», remarcaba desde la retaguardia cuando ya se había colocado el «casco azul» que define a las tropas que persiguen la paz.
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