A veces, el problema no es cuánto limpias, sino cómo lo haces. Aunque mantengas una rutina regular de limpieza, ciertos errores cotidianos pueden estar saboteando tus esfuerzos sin que te des cuenta. Desde malos olores persistentes hasta ropa que pierde su blancura, pequeños descuidos hacen una gran diferencia.
Así lo advierte Lucía Lipperheide, experta en limpieza y organización del hogar, que acumula más de un millón de seguidores en Instagram bajo el perfil @homes.styles. En una de sus publicaciones más recientes, enumera los 16 errores de limpieza más comunes que suelen pasar desapercibidos, pero que tienen consecuencias directas en la higiene, el olor y la durabilidad de la limpieza en casa.
«No se trata de limpiar más, sino de limpiar mejor»
Uno de los errores más frecuentes es no limpiar el vaso donde se guardan los cepillos de dientes. Según la experta, este pequeño recipiente acumula cal, restos de pasta dental y saliva, lo que lo convierte en un entorno perfecto para bacterias. Su consejo, por lo tanto, es limpiarlo semanalmente con agua caliente y vinagre, y colocar dentro una gasa con antiséptico para mantenerlo higienizado.
Otro fallo habitual tiene que ver con la ropa blanca. El uso de lejía, aunque parezca eficaz, puede terminar amarilleando los tejidos y dañando la goma de la lavadora. En su lugar, recomienda añadir una taza de percarbonato en el tambor como alternativa más segura y efectiva. También menciona el error de perfumar los armarios únicamente con ambientadores. Estos solo enmascaran el olor, pero no lo eliminan, lo que a largo plazo genera una sensación de frescura artificial e ineficaz.
Entre otros descuidos cotidianos que menciona Lipperheide, están los cristales limpiados a pleno sol, lo que seca el producto demasiado rápido y deja marcas visibles, tirar de la cisterna sin bajar la tapa, una costumbre que dispersa bacterias en el ambiente, o meter ropa húmeda directamente en la cesta de la colada, algo que favorece la fermentación del sudor y fija el olor en las prendas.
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Para Lipperheide, la clave no está en multiplicar las tareas, sino en afinar los hábitos. Corregir estos errores, además de mejorar la limpieza general, ayuda también a mantenerla durante más tiempo, reduce olores persistentes y optimiza el esfuerzo invertido. «No se trata de limpiar más, sino de limpiar mejor», concluye la experta.