Achúcarro y la capacidad de conmover

El piano no es solo un instrumento: es la voz más universal del alma humana. Desde su irrupción en la historia de la música, esa maravillosa bancada en blanco y negro se ha convertido en el altar donde se eleva al cielo el cáliz que sirve sorbos a la vez de introspección y de arrebato. En Oviedo, la celebración del ciclo dedicado al maestro Joaquín Achúcarro se convirtió esta semana en símbolo de esa trascendencia, con Lucille Chung y Alessio Bax como heraldos de una tradición que se perpetúa. Chung y Bax tienden un puente entre pasado y presente, entre la pedagogía del maestro y la mirada fresca de intérpretes que renuevan el repertorio en clases magistrales.

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