Limitar el calentamiento global a 1,5°C es esencial para el futuro de la vida en la Tierra y lograrlo pasa por reducir drásticamente las emisiones de efecto invernadero, sin embargo, mientras la ONU considera que nos estamos acercando al objetivo, el informe que mide la brecha entre este límite y la producción de combustibles fósiles, principales emisores, alerta de lo contrario.
En 2015, los firmantes del Acuerdo de París (como se conoce al acuerdo logrado en la Cumbre del Clima de la ONU celebrada ese año en la capital de Francia), se comprometieron a actuar para mantener el aumento de la temperatura global muy por debajo de 2°C y esforzarse para limitarlo a 1,5°C.
Para la ciencia, lograr el objetivo marcado por el Acuerdo de París pasa por el abandono de los combustibles fósiles (petróleo, carbón y gas),
Posteriormente, el grupo de expertos climáticos de la ONU (IPCC, por sus siglas en inglés) pidió limitarlo a 1,5 grados este siglo respecto a niveles preindustriales para evitar consecuencias irreparables, como la desaparición de islas o zonas costeras bajo el mar.
Las olas de calor extremo son fruto del cambio climático / El Periódico
Para la ciencia, lograrlo pasa por el abandono de los combustibles fósiles (petróleo, carbón y gas), considerados los principales responsables de las emisiones de gases de efecto invernadero, como el dióxido de carbono y el metano, que están provocando un cambio climático que sin la actividad humana no se habría dado.
La producción prevista de combustibles, incompatible con el 1,5
Sin embargo, los planes de los gobiernos para producir combustibles fósiles hasta 2030 superan en un 120 % (más del doble) al nivel de producción requerido para limitar el calentamiento global a 1,5°C, según la última edición del Informe sobre la Brecha de Producción (Production Gap Report), elaborado por el Instituto de Estocolmo para el Medio Ambiente, Climate Analytics y International Institute for Sustainable Development.
Respeto al límite de 2°C, se sitúan un 77% por encima, por lo que, según los autores, de llevarse a cabo, esos planes nos alejarán «aún más» del Acuerdo de París, a pesar de que los países estén presentando nuevos compromisos climáticos en sus contribuciones nacionales para cumplirlo, según el informe, que se elabora cada dos años.

Los nuevos proyectos de combustibles fósiles son incompatibles con el Acuerdo de París / Shutterstock
En la evaluación de 2023, la brecha de producción de combustibles fósiles era del 110 % con el escenario compatible con 1,5°C y del 69 % con el de 2 °C.
Es decir, la brecha ha aumentado a pesar de que en la cumbre del clima de Dubái (2023), las partes acordaron avanzar en la transición energética vía el aumento de las renovables y la eficiencia energética y, por primera vez, abrieron la puerta a poner fin a la era de los combustibles fósiles.
Por contra, el informe de 2025, concluye que los gobiernos planean ahora niveles aún más altos de producción de carbón hasta 2035 y de gas hasta 2050, mientras la producción prevista de petróleo sigue aumentando hasta 2050.
ONU: el mundo se está alineando con el Acuerdo de París
Por su parte, el máximo responsable de Cambio Climático de la ONU, Simon Stiell, ha considerado, durante su intervención en la Semana del Clima de Nueva York, que «si dejamos de lado el ruido, los hechos muestran un mundo alineándose con el Acuerdo de París».
En este sentido, ha subrayado que la inversión en renovables se ha multiplicado por diez en diez años y que la transición hacia la energía limpia está en auge en casi todas las principales economías, con la movilización de inversiones de 2 billones de dólares solo el año pasado.
La inversión en renovables se ha multiplicado por diez en diez años y la transición hacia la energía limpia está en auge
Sin embargo, este auge se están dando de manera desigual entre países, mientras los desastres climáticos golpean cada vez más fuerte a todas las economías y sociedades.

Las energías renovables están despegando en el planeta / Europa Press
Por ello, el siguiente paso, ha subrayado, es ampliar la alineación con el Acuerdo de París país por país, sector por sector, en todos los flujos financieros, usando el próximo Balance Global como calendario para lograrlo.
Usar la IA para acelerar el ritmo
Durante su intervención ante una audiencia eminentemente empresarial, Stiell ha subrayado las posibilidades de creación de trabajo y de negocio que supone la transición ecológica y ha abogado por apoyarse en la inteligencia artificial para acelerar el ritmo.
En este sentido, ha dicho que aunque la IA no está lista para usar y conlleva riesgos, también puede suponer un cambio revolucionario si se «suavizan» sus aristas más peligrosas, se afinan sus aspectos catalizadores y se la pone a trabajar «con astucia».
«Lo más importante es su poder para generar resultados reales: gestionar microrredes, mapear los riesgos climáticos o guiar una planificación resiliente», según Stiell, que ha pedido que las plataformas de IA se alimenten con energía renovable e innoven en eficiencia energética.
El valor del multilateralismo
Por otra parte, ha puesto de manifiesto la importancia del multilateralismo y ha asegurado que sin la cooperación climática de la ONU (cuyo máximo exponente son las Cumbre del Clima), nos encaminábamos hacia un calentamiento de 5 grados, un futuro imposible.
«Hoy estamos más cerca de los 3 grados. Sigue siendo demasiado alto, pero estamos logrando frenar la curva. A finales de este año, veremos cuánto nos acerca la próxima ronda de planes nacionales al objetivo de 1,5 grados», ha apuntado Stiell a menos de dos meses de la celebración de la Cumbre del Clima de Belém (COP30), en Brasil.
«Tenemos que reafirmarnos y enviar un mensaje más fuerte e inequívoco: el mundo sigue apoyando firmemente el Acuerdo de París y está totalmente comprometido con la cooperación climática, porque funciona, y juntas y juntos haremos que funcione más rápido. No solo en la COP, sino aquí en Nueva York, en el G20, en la Pre-COP y en todos los foros (…) la humanidad no puede permitirse tropezar».