El Buque de Acción Marítima Furor (P-46) se preparaba a última hora de la noche de este jueves, al filo de la madrugada, para partir desde la base naval de Cartagena con el objetivo de prestar asistencia a la flotilla humanitaria Global Sumud, que se dirige hacia la Franja de Gaza.
El envío de la nave fue anunciado un día antes por el presidente Pedro Sánchez durante su intervención en la Asamblea General de Naciones Unidas en Nueva York. El patrullero, atracado en el muelle de La Curra, Cartagena, registró durante la mañana del jueves una intensa actividad: dotación preparando equipos, personal militar desplazándose por el muelle y comprobaciones finales a bordo antes de recibir las órdenes de salida. Fuentes oficiales han precisado que la misión encomendada al Furor es de carácter asistencial, es decir, proporcionar ayuda médica, de salvamento y, en caso de ser necesario, evacuar heridos; no se trata de una misión de interposición o acción bélica.
La decisión de enviar el Furor se enmarca además en una iniciativa internacional, ya que Italia ha desviado una fragata multipropósito, la Virginio Fasan, con el fin de custodiar la ruta de la flotilla, que agrupa embarcaciones con voluntarios y activistas de una decena de países, entre ellos personalidades como la activista sueca Greta Thunberg y la exalcaldesa de Barcelona Ada Colau. Integrantes de la flotilla denunciaron recientemente ataques contra sus embarcaciones, con el balance de al menos 13 explosiones y la presencia de más de 15 drones a baja altura sobre una de las naves, según informaron los activistas.
Tripulantes del buque se despiden de sus allegados antes de embarcar, en el puerto de Cartagena / Loyola Pérez de Villegas
Estos hechos han sido calificados por el ministro de Asuntos Exteriores, José Manuel Albares, como «totalmente inaceptables» y contra los que reclamó una respuesta y atribución de responsabilidades internacionales. Según fuentes de la Armada, la tarea principal del Furor será la asistencia a distancia. El buque no está previsto que navegue pegado a las embarcaciones civiles ni que actúe de forma ofensiva contra drones o lanchas; su presencia tiene, además de las tareas asistenciales, un efecto disuasorio y testifical, hecho que podría ser relevante dentro de un contexto diplomático y jurídico.
A bordo se embarca un hospital militar denominado ROLE 1 (la unidad básica de asistencia en teatros exteriores) con capacidad para estabilizar heridos y prepararlos para su evacuación a instalaciones sanitarias de mayor nivel si procede. Esta unidad de asistencia suele incluir al mando un jefe médico, personal de enfermería y auxiliares sanitarios, con la preparación para practicar intervenciones de soporte vital y organizar traslados.

El buque de la Armada ultima los preparativos para zarpar / Loyola Pérez de Villegas
Marco legal
La presencia de un buque de guerra en aguas próximas a un conflicto plantea restricciones claras en virtud del derecho internacional, pues no puede adentrarse en aguas territoriales de otro Estado soberano salvo por paso inocente, invitación o en situación de salvamento debidamente motivada. En un escenario de alta tensión, la atribución de la autoría de incidentes (por ejemplo, ataques con drones) complica las decisiones del comandante a bordo y las órdenes del mando político.
Por ello, la cadena de mando operativa corresponde a la Armada y a la Jefatura del Estado Mayor de la Defensa, si bien las decisiones de mayor calado son responsabilidad última del Gobierno. La intervención del Furor marca un precedente en cuanto a la protección militar (aunque de carácter no ofensivo) de una iniciativa civil que opera en una zona de conflicto declarado. España ha participado con anterioridad en evacuaciones y operaciones de protección de nacionales en escenarios convulsos (operaciones NEO), pero la protección de una flotilla humanitaria en aguas próximas a Gaza incorpora elementos jurídicos, diplomáticos y de riesgo operativo de particular complejidad.
Entre los retos figuran la posibilidad de incidentes durante la intercepción de embarcaciones por parte de fuerzas israelíes y la gestión de las consecuencias políticas que pueda acarrear cualquier enfrentamiento.

Tripulantes del buque se despiden de sus allegados antes de embarcar, en el puerto de Cartagena / Loyola Pérez de Villegas
Protección a la Global Sumud Flotilla
Los buques humanitarios, en los que viajan ciudadanos de 17 países europeos, entre ellos la activista sueca Greta Thunberg y la exalcaldesa de Barcelona Ada Colau, denunciaron este miércoles el lanzamiento de objetos incendiarios contra las embarcaciones, con al menos 13 explosiones, y la presencia de más de 15 drones sobrevolando a baja altura una de las embarcaciones.
El ministro de Exteriores, José Manuel Albares, calificaba los ataques de «totalmente inaceptables» y ha exigía que «cesen» inmediatamente. Albares anadió que está en contacto con sus homólogos otros países con ciudadanos embarcados en la flotilla y recordó que harán responsable «a aquel que ataque y dañe a la flotilla» y «tendrá que responder ante los tribunales internacionales».
En los últimos días, Israel ha elevado el tono contra la Global Sumud Flotilla y ha acusado a Hamás de estar detrás de la organización, al tiempo que ha exigido que la carga se desembarque en el puerto israelí de Ashkelon para luego ser distribuida por el Estado hebreo, a pesar de que, según Naciones Unidas, es precisamente Israel quien impide la entrada de comida que está provocando una hambruna en Gaza.
«Israel no permitirá que ningún barco entre en una zona de combate activo ni permitirá la violación de un bloqueo naval legal», ha advertido Tel Aviv en un comunicado. «Si la flotilla continúa rechazando la propuesta pacífica de Israel, Israel tomará las medidas necesarias para impedir su entrada a la zona de combate y detener cualquier violación del bloqueo naval legal, haciendo al mismo tiempo todos los esfuerzos posibles para garantizar la seguridad de sus pasajeros».