El presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, junto a los presidentes de Brasil, España, Chile, Colombia y Uruguay pidieron este miércoles «reforzar la Democracia global» en una ‘Cumbre contra el Extremismo’ que han celebrado paralela a la 80 edición de la Asamblea General de la ONU.
Sánchez que ha sido el encargado de clausurar el foro ‘En defensa de la Democracia, luchando contra el extremismo’, en el que Estados Unidos no estaba invitado, ha anunciado que la próxima edición se llevará a cabo en Madrid el año que viene.
En el acto participaron también Lula da Silva, Gabriel Boric, Gustavo Petro y Yamandú Orsi, así como la expresidenta de Chile y candidata a ser la nueva secretaria general de la ONU, Michele Bachelet, y el presidente de Senegal, Bassirou Diomaye Faye.
«Trataremos de estar a la altura», ha subrayado Sánchez en la clausura de este evento en el que han acordado establecer una red de centros de pensamiento «democrático y progresista» y también colaborar en pos de una gobernanza de la tecnología «al servicio de las personas».
Los Estados miembros también han pactado «luchar contra la desinformación climática», según ha remarcado el jefe del Ejecutivo.
Para Sánchez esta serie de acuerdos va en línea con lo ya pactado en la reunión del foro que mantuvieron este mismo año en Chile y ha señalado, no obstante, que aún queda trabajo por hacer, como incorporar a más mujeres y lograr más participación de países asiáticos.
«Desde las fuerzas progresistas, no tenemos permitido el desánimo. Sabemos que hay algunos que tienen mucho poder y buscan humillar a los que menos tienen. Creen que pueden imponer con el dinero y la fuerza su voluntad, pero al final del día la razón siempre termina triunfando», afirmó Boric, que moderó la discusión.
El presidente chileno, que aclaró que aunque la presidenta mexicana Claudia Sheinbaum no asistió, la consideran parte de la iniciativa, detalló que los tres ejes en los que trabajan conjuntamente son el fortalecimiento de la democracia, el combate de la desinformación en entornos digitales y la lucha contra las desigualdades.
El auge de la extrema derecha
Por su parte, el presidente brasileño Lula da Silva protagonizó un enfático discurso en el que recalcó su prioridad de «reconstruir la armonía entre los seres humanos y las relaciones amigables entre Estados» desde los valores de la izquierda.
«¿La extrema derecha crece con la fuerza que crece por mérito suyo o por incompetencia nuestra? ¿Dónde dejamos la democracia? No hay que olvidar el fortalecimiento de los de movimientos sociales y la necesidad de responder a los adversarios y al mercado. Si no, será el fracaso de la democracia», advirtió Lula.
Boric dio la palabra después a Sánchez, quien, ante la insistencia del líder chileno sobre la escasez de tiempo, prefirió ceder el turno de palabra para ganar minutos y «poder escuchar» las inquietudes de la sociedad civil en las intervenciones de los invitados.
El presidente colombiano, Gustavo Petro, fue quien se pronunció de manera más vehemente sobre el actual extremismo global y recordó tiempos oscuros del siglo XX como la Alemania nazi, que llegó a comparar con los EE.UU. bajo la Administración de Donald Trump tras la intervención de este último ayer contra la ONU en la propia Asamblea General.
«Lo que vi ayer en el discurso de Trump fue eso mismo. Si la sociedad norteamericana pasa al irracionalismo (y el) no a la ciencia, estamos a las puertas de la barbarie generalizada. Estas propuestas totalitarias casi siempre se han basado en el miedo y la mentira», aseguró Petro.
Además, reclmaó «darle armas a la verdad para ponerla del lado de la razón y la ciencia», añadiendo aparte que debe haber un gran debate global acerca del impacto de grandes magnates tecnológicos como «Elon Musk, los dueños de Facebook o Microsoft» en el concepto de democracia actual.
FInalmente, Petro mostró su deseo de que «Bachelet alcance la Secretaría General» de la ONU, después de que ayer se oficializara su candidatura a reemplazar al portugués António Guterres.
Al evento también acudieron como invitados primeros ministros y altos cargos de decenas de países de todo el mundo, diplomáticos, líderes sociales, académicos, laboratorios de ideas e incluso premios Nobel como el estadounidense Joseph Stiglitz, que se unió a otros 42 laureados con este galardón en una carta a favor de la democracia.