Melania Trump es una lámpara

La primera dama de Estados Unidos es una lámpara de pie. Su condición de artefacto lumínico queda absolutamente demostrada si se miran con atención las imágenes del reciente viaje del matrimonio Trump a Reino Unido. Ahí está Melania, radiante con su pantalla color morado y un pie torneado con forma humana para crear el efecto de que estamos ante una mujer real. Hasta el nombre de la tercera esposa de Donald Trump es un guiño a su secreta naturaleza de fanal: Melania, del griego ‘la oscura’, en realidad es un ser de luz, o sea, una lámpara. Cuando no queda más remedio y la esposa del líder norteamericano ha de desprenderse de la tulipa por mor del protocolo, un robot fabricado en la factoría Disney reemplaza su torso. De ahí la corta panoplia de gestos que exhibe cuando baja del Air Force One o cuando baila un agarrado en la Casa Blanca con su multimillonario marido, cuya cercanía la pone al borde del cortocircuito. La primera dama Melania tiene una doble función. No solo acompaña al presidente permitiéndole trabajar cómodamente de noche, sino que además incorpora un dispositivo de rayos uva que se encarga de conservar el tono de piel anaranjado de Trump. Un amplio despliegue de personal de los servicios de inteligencia se encarga de mantener en absoluto secreto la auténtica esencia refulgente de la cónyuge del empresario, para quien se inventó un pasado ficticio de modelo y madre, a base de vídeos manipulados y fotos amañadas.

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