Un equipo de geocientíficos ha presentado un nuevo modelo que podría explicar por qué los enigmáticos cráteres de Siberia, detectados hace más de una década y que cuentan con más de 50 metros de profundidad y de ancho, se formaron exclusivamente en algunas regiones árticas de permafrost.
El descubrimiento de ocho cráteres de escape de gas (GEC) en Siberia occidental ha desafiado a los investigadores durante la última década. Los GEC se han observado únicamente en esta inhóspita región, surgiendo desde las tierras heladas o permafrost: desde la primera identificación en 2014 se han propuesto diferentes modelos, que sugieren procesos internos del permafrost desencadenados por forzamiento externo como la causa del fenómeno. Sin embargo, hasta el momento ninguna explicación ha logrado el consenso científico necesario.
Ahora, un nuevo estudio científico publicado en la revista Science of The Total Environment propone una explicación convincente para los enigmáticos cráteres gigantes: los investigadores de la Universidad de Oslo, en Noruega, apuntan a un proceso más profundo y complejo, que combina reservas de gas natural, depósitos salimos bajo el permafrost y el calentamiento global.
Múltiples causas que actúan en conjunto
En el nuevo modelo, la fuente del problema no es únicamente la capa superficial del permafrost, sino reservorios más profundos de gas y estructuras salinas atrapadas entre el estrato superficial y el permafrost, que contienen además hidratos y partículas de metano cristalizado. Según los autores, el deshielo estival profundizado por el calentamiento global suma una presión extra a esos depósitos salinos, favoreciendo el ascenso de calor y gas desde zonas más profundas.
El mecanismo propuesto funciona en varias etapas: en la última fase, los hidratos de metano se desestabilizan y liberan grandes volúmenes de gas que, al expandirse rápidamente, generan una explosión o colapso del suelo, que finalmente «escupe» hielo y tierra, dejando el cráter visible en la superficie.
Según informa The Independent, estudios anteriores y modelos numéricos ya sugerían la importancia de la interacción entre agua, sales y gas, pero el nuevo análisis integra esos factores y la presencia de reservas profundas como elemento clave. Más allá de lograr desvelar el misterio, la actividad de estos cráteres implica consecuencias ambientales que no pueden soslayarse.
Referencia
Formation of giant Siberian gas emission craters (GECs). Helge Hellevang et al. Science of The Total Environment (2025). DOI:https://doi.org/10.1016/j.scitotenv.2025.180042
¿Un problema ambiental a gran escala?
Como explica Science Alert, la liberación súbita de metano, que es un gas de efecto invernadero mucho más potente que el dióxido de carbono a corto plazo, podría representar una retroalimentación preocupante: episodios puntuales de emisión masiva, sumados a las pérdidas continuas por deshielo, podrían acelerar el calentamiento regional e incluso global, según alertan los científicos.
Frente a esto, los especialistas subrayan la necesidad de un permanente monitoreo y de incluir estos procesos en los modelos climáticos. Al mismo tiempo, sugieren que muchos cráteres pueden pasar desapercibidos, al rellenarse con agua y sedimentos con rapidez: por lo tanto, podrían existir muchos más de los registrados hasta hoy.














