S&P prevé un crecimiento moderado de la eurozona en 2025: «La incertidumbre limita la demanda»

Las nuevas perspectivas económicas de S&P Global Ratings reflejan que el crecimiento del Producto Interior Bruto (PIB) de la eurozona se mantendrá moderado este año, rondando el 1,1%. «Diversas incertidumbres limitan la demanda interna y el aumento de los aranceles estadounidenses ha comenzado a frenar la demanda externa», señala el informe.

Se trata de unas previsiones que, como explican desde la agencia, han cambiado ligeramente desde las anteriores, presentadas en junio de 2025.

«El acuerdo comercial entre las administraciones de EEUU y la Unión Europea (UE) no ha alterado significativamente el panorama macroeconómico. Nuestras previsiones de mayor crecimiento del PIB para 2025 reflejan un mayor remanente del PIB a finales de 2024 debido a las revisiones de datos en algunos países», indican.

De cara a los siguientes ejercicios, estiman que el crecimiento se acelerará por encima de su potencial, alcanzando el 1,4% en 2027. «La reducción de los tipos de interés oficiales, la solidez de los balances privados que se traduce en un mercado laboral resiliente y las políticas fiscales expansivas proporcionarán impulso a medio plazo», dicen.

Destacan que los principales riesgos para estas previsiones de crecimiento son el aumento de aranceles, la evolución geopolítica adversa y la baja confianza en algunos países europeos. «También podríamos observar efectos colaterales de una desaceleración del crecimiento económico en los principales socios comerciales de Europa el próximo año, en particular en EEUU», afirman.

Respecto a los precios, en S&P consideran que la inflación aún elevada en alimentos y servicios justifica aumentar ligeramente su previsión de la tasa general hasta el 2,1% este año. Más allá de 2025, creen que las sólidas condiciones del mercado laboral mantendrán el crecimiento de los salarios reales por encima de la productividad durante un tiempo, manteniendo así la presión inflacionaria a medio plazo.

Para los años posteriores, prevén que la inflación se sitúe en el 1,8% en 2026 y el 1,9% en 2027, cerca del objetivo del Banco Central Europeo (BCE) del 2%.

«Salvo nuevas perturbaciones externas, creemos que el tipo de interés de la facilidad de depósito del BCE ha tocado fondo en el 2% durante este ciclo de recortes de tipos. También anticipamos que el ajuste cuantitativo del BCE está a punto de completarse, lo que debería proporcionar cierto alivio en el extremo largo de la curva de rendimientos, es decir, los rendimientos de los bonos gubernamentales a largo plazo denominados en euros», comentan.

Consideran que la inflación podría aumentar en caso de una escalada comercial, estímulos fiscales que coincidan con cuellos de botella en el mercado laboral y acontecimientos geopolíticos que perjudiquen los mercados de materias primas. Mientras que podría disminuir si se produce una reorientación del comercio hacia Europa y una apreciación más desordenada del euro.

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