El Balón de Oro o cómo hacer de la incertidumbre una virtud

A eso de las cinco de la mañana terminaba este martes un día extenuante para Aitana Bonmatí. La futbolista, como el resto de la expedición azulgrana que había asistido a la gala del Balón de Oro en París, volvía a casa tras unas horas frenéticas. La catalana acunaba el premio que la acreditaba como la mejor futbolista de la historia, tras recibir el galardón por tercera vez (además consecutiva) en un hito histórico. Junto a ella, Vicky López y Lamine Yamal también se volvían a casa acompañados del trofeo Kopa y Ewa Pajor con el galardón a la máxima anotadora. Una jornada que empezó casi 24 horas antes con la ilusión y la incertidumbre de no saber lo que iba a suceder.

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