El crecimiento económico de la eurozona se reactivará de nuevo en 2026, con un avance del Producto Interior Bruto (PIB) del 1,1%, según las nuevas perspectivas publicadas por Bankinter. Su Departamento de Análisis y Mercados cree que la inflación dejará de ser la principal preocupación del Banco Central Europeo (BCE) y, de hecho, no contempla nuevos recortes de tipos de interés en lo que queda de 2025 ni en 2026.
«La inflación está controlada, las perspectivas de inflación están bien ancladas, la tasa de paro se encuentra en mínimos históricos y los estímulos fiscales deberán ir gradualmente teniendo un impacto positivo en crecimiento. En estas condiciones, solo veríamos recortes adicionales si la inflación cae por debajo de su objetivo de manera prolongada, si el impacto de los aranceles sobre el crecimiento es peor de lo anticipado o si los estímulos fiscales tardan en llegar».
Así lo expresan los analistas de la entidad, que aseguran que el organismo se encuentra cómodo con los niveles de tipos actuales: «El BCE considera que está bien posicionado para afrontar el entorno actual de crecimiento e inflación. Considera que la política monetaria está en un «good place». Además, hay amplio consenso dentro del BCE en la posición de «esperar y ver» datos futuros y mantener un enfoque «reunión a reunión», dependiente de estos datos.
Sobre los precios, y en consonancia con el objetivo del BCE, la estimación de los expertos de la entidad es que la tasa general de inflación se colocará para final de 2025 en el 2% y para diciembre de 2026 en el 1,9%. Y no descartan que, durante algunos meses de 2026, el Índice de Precios de Consumo (IPC) pueda tocar niveles más bajos (el 1,6% o el 1,7%), «sobre todo si el euro sigue fortaleciéndose, si la energía se abarata aún más o si los países afectados por altos aranceles en EEUU (China, India) desvían sus productos a bajo precio hacia Europa», señalan.
En cuanto al PIB, esperan que se modere en los próximos trimestres y que el crecimiento medio del año se sitúe en el 1,1%.
En este sentido, comentan que, por un lado, los aranceles podrían afectar negativamente al sector exterior y trasladar crecimiento desde Europa a EEUU. El acuerdo entre EEUU y la Unión Europea (UE) «elimina incertidumbre, pero erosiona el crecimiento». Mientras, por otro lado, los estímulos fiscales para contrarrestar el impacto de los aranceles y reactivar la economía «deberían impulsar el PIB de la eurozona sacándole del letargo de los últimos años y compensar el impacto negativo de los aranceles», indican.
A esto se suma un mercado laboral que continúa siendo una «fuente de fortaleza» para el consumo en la eurozona y que, junto a los estímulos fiscales, «irán poco a poco teniendo un impacto positivo sobre la economía».
ELEVA PREVISIONES PARA ESPAÑA
Además, el Departamento de Análisis de Bankinter ha elevado sus estimaciones de crecimiento para España en tres décimas para 2025, hasta el 2,6% y en una décima para 2026, hasta el 1,8%. De cara a 2027, proyectan un avance económico del 1,6%.
En general, como explican, el crecimiento se basa en la fortaleza de la demanda interna frente a un sector exterior que reduce su contribución al crecimiento agregado, tras la fuerte contribución desde 2022.
En detalle, la revisión al alza de 2025 se debe a dos factores. En primer lugar, la fortaleza del segundo trimestre de 2025 que sorprendió al alza. El consumo privado y la inversión fueron los pilares de este comportamiento, frente a la moderación tanto del gasto en consumo público como del sector exterior. En segundo lugar, los indicadores adelantados o intermedios de actividad que también sorprenden al alza, como el índice de manufacturas y de servicios o la encuesta del Banco de España sobre la actividad empresarial.
Para los próximos años, apuntan que la demanda interna será la base del crecimiento al aportar 2,9 puntos porcentuales en 2025, 1,9 puntos porcentuales en 2026 y 1,7 puntos porcentuales 2027, impulsada por el consumo privado «apoyado por un mercado laboral estable» y por la inversión favorecida, por una parte, por los fondos del NGEU y, por otra parte, la necesidad de aumentar el gasto en Defensa.
No obstante, desde Bankinter destacan que todo ello tendrá lugar en un entorno con incertidumbres geopolíticas y estratégicas que siguen abiertas, como la aprobación de los Presupuestos Generales del Estado (PGE) para 2026, «con la necesidad de apoyos parlamentarios en un entorno de fragmentación política», como los dos frentes bélicos abiertos y los frentes arancelarios globales.
Para el déficit público, calculan que puede moderarse al -2,9% para 2025 y 2026. Un ajuste que se debe fundamentalmente a la revisión al alza del crecimiento, «lo que favorece los ingresos tributarios». De su lado, el nivel de deuda pública/PIB se situaría en el 100% en 2025, el 99,5% en 2026 y el 99,3% en 2027. «Niveles que siguen suponiendo una vulnerabilidad de cara a un entorno de moderación en el crecimiento, envejecimiento de la población e incremento del coste medio de la deuda», dicen.
En lo referente a la inflación, observan que los riesgos al alza parecen haberse moderado, salvo aspectos puntuales. De esta manera, vaticinan una tasa general media del 2,6% en 2025 (dos décimas al alza), tras el repunte de mediados de año y del 2% en 2026 (una décima a la baja). Para 2027, proyectan que se situará en el 2,3% «ante la entrada en vigor de la ampliación del comercio de derechos de emisión de CO2 (ETS2) a la calefacción de edificios y combustible para transporte en carretera». En términos de inflación subyacente estiman una tasa del 2,3% en 2025, del 2,2% en 2026 y del 2,1% en 2027.
Por último, sobre el mercado laboral, opinan que «sigue sólido». La tasa de paro se situó en el 10,3% en el segundo trimestre de 2025, «mejor de lo anticipado, lo que nos conduce a mejorar el objetivo para diciembre al 10,2% y al 10,1% para 2026 (cinco décimas menos en ambos casos) y establecen que será del 10,2% al cierre de 2027.