La alfombra roja del Balón de Oro 2025 arrancó de la mano del colombiano más destacado de la gala, Blessd, ‘El Bendito’. Él reguetonero de Medellín, que arrancó con una canción al pie de un piano de cola, es dueño de un club de fútbol danés, el Vendsyssel, e inversor en la Unión Balompédica Conquense. Un Blessd que no escondía su preferencia por Lamine Yamal: «Es mi favorito, es diferencial».
A esas alturas de la tarde, siete pasadas, el Real Madrid ya sabía que Vinícius no entraba entre los diez mejores y que Caroline Weir, única madridista que pisó la alfombra roja del Teatro Chatelet de París, ocupaba el farolillo rojo de la lista. Sorprendió que Fabián, con la Champions y su triplete en Francia con el PSG, quedase 24º, un escalón por detrás de un Bellingham (?) que no ganó nada. Pedri, que se quedó en Barcelona, tampoco entró entre los diez primeros.
Lamine Yamal posa con su familia a su entrada a la gala del Balón de Oro 2025 / DPA vía Europa Press / DPA vía Europa Press
La expedición azulgrana atrajo los focos ante la ausencia despechada de Florentino Pérez y sus huestes, y la baja forzada del París Saint-Germain, que a esa hora jugaba en Marsella ante el Olympique, duelo atrasado por un aguacero. Yamal vistió negro riguroso de Dolce & Gabbana, como toda su troupe, incluidos su padre Mounir Nasrawi, su madre Sheila Ebana y su hermano pequeño Keyne. Su abuela Fátima también había acudido, pero vistiendo a su gusto. Entre los nombres que respaldaban su candidatura aparecían Gary Lineker, Rio Ferdinand, Lothar Matthäus, Ruud Gullit, Jean-Pierre Papin, Luis Fernández, el madridista Carlos Sainz, el atlético Pablo Futre y hasta el hombre que iba a entregar el trofeo, el genio del Gremio, Ronaldinho.
La gala arrancó con la modelo y cantante Charlotte Cardin sobre el escenario ante un patio de butacas donde destacaba un detalle no menor:entre tanto esmoquin el jefe de protocolo había sentado a Luis Figo junto a Hristo Stoichkov.
Lamine, segundo Kopa
El madridista Raphael Varane pronunció el nombre del primer ganador: el del Kopa al mejor joven de la temporada. Y sonó el nombre que todos esperaban: Lamine Yamal. «¿Estás listo para el premio grande?», le preguntó Gullit y, entre risas el de Rocafonda respondió: «I don’t know». Segundos después sonaba el nombre de otra azulgrana, Vicky López, que, como mejor jugadora joven del año, se acordó desde el escenario emotivamente de su desaparecida madre, de quien la descubrió en una playa de Benidorm y del Madrid CFF que le dio la oportunidad de jugar al fútbol profesional.
El nombre de Luis Enrique sonó después del de Sarina Weigman como mejores entrenadores, en el premio Cruyff. En el preciso instante en que Fabio Capello pronunciaba su nombre, a las 21:29, el PSGperdía en Marsella. Para entonces tres de los cuatro premiados tenían ADN azulgrana. Después llegó el Yashin, que estrenaba categoría femenina para la mejor portera, con la inglesa Hannah Hampton inaugurando el palmarés y Gianni Donnarumma ampliando el de chicos. Galardón que dio paso a un emotivo recuerdo de Diogo Jota, su hermano y Denis Law. Otra azulgrana, la delantera polaca Ewa Pajor, recogió el premio Gerd Muller, en el que también fue reconocido Gyokeres.
Javier Pastore apareció acompañado de DJ Snake, que lucía en su solapa la bandera de Palestina, para entregar el premio a los mejores clubes de la temporada, los dos ganadores de la Champions. El Arsenal femenino y el PSG masculino, cuyo galardón recogió Nasser Al-Khelaifi al tiempo que se concretaba la derrota del equipo en el Velodrome.
Xana, el colofón
Pero el momento más especial se produjo con la concesión del premio Sócrates. Sira Martínez, hija de Luis Enrique y hermana de Xana, subió a recoger el premio a la Fundación Xana, que lleva el nombre de la que fuera hija del técnico del PSG. «Nosotros sentimos a mi hermana muy cerca cada día, su presencia nos guía», advirtió Sira. Un premio que seguro que valoró más que el del entrenador. Y luego llegó la entrega de los Balones de Oro. Los premios gordos, más azulgranas aún. Iniesta… Aitana… Ronaldinho… casi Lamine y hasta Dembelé.
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