Al ver que los hoyos que cavaban en el jardín eran sus propias tumbas, el pánico se ha convertido en un plan de huida. Con una simple horquilla y el pulso de una cirujana, Bahar ha forzado la cerradura.
Con el corazón en un puño, las tres han conseguido salir de la habitación y han comenzado a escabullirse por la casa. Han logrado pasar sin ser vistas por dos hombres, que estaban distraídos jugando a las cartas.
Pero su huida se ha topado con un obstáculo inesperado: un perro guardián que les ha cortado el paso. Mientras Rengin y Cagla se han quedado paralizadas, Bahar ha vuelto a demostrar su valentía. Se ha acercado lentamente a él, dándole comida y manteniendo la calma.
Y justo cuando parecía que lo habían conseguido, que el perro estaba de su lado y el camino despejado, las han pillado. Así, su valiente intento de fuga ha llegado a su fin. ¿Qué pasará ahora?