«Estamos en una revolución en el campo del alzhéimer y ‘The Lancet’ aspira a sentar las bases del momento y a plantear perspectivas futuras». Quien habla es el doctor Juan Fortea, jefe de la Unidad de Memoria del Hospital de Sant Pau (Barcelona), y se refiere a tres artículos sobre esta enfermedad degenerativa que este martes publica esta prestigiosa revista científica. Fortea es uno de los 40 expertos internacionales que han participado en esta serie, en los que se afirma que los nuevos fármacos pueden frenar la progresión del alzhéimer hasta un nivel comparable con la eficacia de medicamentos utilizados en cáncer, artritis reumatoide y esclerosis múltiple.
Estos artículos, que buscan convertirse en «la referencia de los próximos años» y que se presentan este martes en el Parlamento Europeo, recogen el avance que han supuesto los nuevos tratamientos biológicos que por primera vez modifican el curso del alzhéimer (el lecanemab estará disponible en la sanidad privada de España a finales de año y se espera que llegue a la pública a lo largo del 2026), los biomarcadores y la posibilidad de que se empiece ya a pensar en la prevención de esta enfermedad, la segunda que más preocupa a los españoles después del cáncer. «Ha llegado el momento del alzhéimer», resume el doctor Fortea.
Según ‘The Lancet’, los nuevos medicamentos anticuerpos (tras el lecanemab, la Comisión Europea dio luz verde en julio al donanemab) marcan el inicio de una nueva era en el diagnóstico y tratamiento de la enfermedad, pero para ello es necesaria una reforma de los sistemas sanitarios, políticas públicas y actitudes sociales, advierte.
La enfermedad de alzhéimer representa aproximadamente el 70% de todos los casos de demencia y es una de las principales causas de discapacidad, lo que se traduce en elevados costes sociales y económicos.
Comparación con el cáncer
En una comparación novedosa, la serie de tres artículos de ‘The Lancet’ destaca que los nuevos tratamientos con anticuerpos monoclonales pueden frenar la progresión del alzhéimer hasta un nivel comparable con la eficacia de medicamentos utilizados en cáncer, artritis reumatoide y esclerosis múltiple. Aun así, los autores señalan que las diferencias en la edad de los pacientes, los resultados clínicos y los efectos secundarios obligan a interpretar estas comparaciones con cautela.
La revista también advierte de que, a pesar de la similitud en la efectividad de los tratamientos para otras enfermedades, los elevados costes de los medicamentos, los complejos requisitos de las pruebas diagnósticas, la atención subóptima a los síntomas conductuales y la insuficiencia de recursos amenazan con dejar atrás a los pacientes con alzhéimer.
Tratamientos personalizados
Además, destaca que pruebas como los ‘brain health services’, que identifican a las personas con alto riesgo de desarrollar la enfermedad y les ofrecen tratamientos personalizados, también invitan a pensar en mejoras en la prevención de la enfermedad, un factor clave. Sin embargo, como advierte ‘The Lancet’, la mayoría de los casos se producen en «personas con riesgo bajo o normal», lo que hace esenciales las medidas poblacionales que disminuyen el riesgo, como un diseño urbano más saludable y las restricciones al alcohol y a las bebidas azucaradas.
«Las pruebas en sangre, los fármacos biológicos para la enfermedad y las intervenciones preventivas están impulsando la atención hacia un terreno completamente nuevo y apasionante. Sin embargo, las antiguas necesidades de los pacientes no van a desaparecer», dice el autor principal de la serie, el profesor Giovanni Frisoni, de la Universidad de Ginebra (Suiza). Por este motivo, reclama más médicos de atención primaria y especialistas en demencia, quienes, según destaca, han dominado estos años los «avances menos vistosos pero constantes». «Un esfuerzo concertado de la sociedad en esta dirección permitirá que nuestros pacientes actuales y futuros se beneficien plenamente del potencial de los avances científicos y tecnológicos», concluye Frisoni.
Suscríbete para seguir leyendo