Es un mártir por la libertad de EEUU

El nacionalismo estadounidense y el fervor religioso se fusionaron más que nunca en el multitudinario funeral que despidió a Charlie Kirk, el activista político asesinado a los 31 años la semana pasada en un campus universitario del estado de Utah. El funeral, que congregó a unas 70.000 personas en un estadio de Arizona, contó con la presencia al completo del gabinete presidencial y del propio Donald Trump, quien al cerrar el evento calificó a Kirk de “un mártir por la libertad estadounidense”.

«Nuestro mayor evangelista de la libertad estadounidense se volvió inmortal”, dijo el presidente de Estados Unidos durante un largo discurso retransmitido por televisión repleto de constantes proclamas a la fe cristiana y salpicado de consignas políticas como la defensa de los aranceles a las importaciones o la promesa de anunciar “una solución” al autismo.

Al final de su intervención, Trump abrazó sobre el escenario a Erika Kirk, la viuda de Charlie, imploró “qué Dios bendiga a este país” y señaló al cielo mientras sonaba una versión coral de America the Beautiful.

La ceremonia, de casi cinco horas de duración, se convirtió en un espectáculo político-religioso que evidenció que en EEUU, a pesar de tratarse de una república de tradición secular, las consignas patrióticas y las expresiones religiosas se han fusionado en un único mensaje indivisible que combina la difusión de valores conservadores con la exaltación nacionalista y la predicación cristiana, fundamentalmente la evangélica, una tradición muy extendida en Estados Unidos que combina la lectura literal de la Biblia con una intensa influencia de la fe en la vida pública.

Así, durante los discursos de los principales miembros de la Administración estadounidense, Kirk (muy vocal sobre su fe religiosa) fue retratado como “un mártir”, “un predicador” y “un evangelizador” que contribuyó a cambiar la dinámica política de Estados Unidos con Turning Point USA, el movimiento que fundó en 2012 tras abandonar sus estudios académicos para dedicarse al activismo político.

«Debemos recordar que es un héroe para los Estados Unidos de América. Y es un mártir de la fe cristiana», afirmó el vicepresidente JD Vance, una de las figuras más religiosas del Partido Republicano, quien insistió en que tras el asesinato de Kirk había “hablado más sobre Jesucristo en las últimas dos semanas que durante todo el tiempo como cargo público”.

También Pete Hegseth, secretario de Defensa, mezcló la política con la religión en su intervención: “Siempre necesitamos menos gobiernos. Pero lo que Charlie entendió y propagó con su movimiento es que también necesitábamos mucho más a Dios”. Mientras que Marco Rubio, secretario de Estado, habló de la muerte y resurrección de Jesús.

«Le perdono porque es lo que Cristo hizo»

Aunque el momento más emotivo, cargado también de profunda religiosidad, se produjo cuando Erika Kirk subió al escenario ante el abrumador silencio de las cerca de 70.000 personas que pudieron acceder al estadio State Farm de las afueras de Phoenix (Arizona) tras hacer cola desde la madrugada y los otros 20.000 asistentes que se congregaron en los alrededores y en otro recinto cercano.

“En la cruz nuestro Salvador dijo: ‘Padre, perdónales porque no saben lo que hacen’”, dijo la viuda conteniendo las lágrimas antes de implorar perdón a su asesino confeso: “Le perdono porque es lo que Cristo hizo. La respuesta al odio no es odio, es el amor. Amor a nuestros enemigos y a los que nos persiguen”.

Trump: «Odio a mi oponente. Lo siento»

Un mensaje que, sin embargo, Trump rechazó a los pocos minutos. “Odio a mi oponente y no quiero lo mejor para ellos. Lo siento, Erika”, dijo durante su discurso de más de 45 minutos y que sirvió para cerrar una semana en la que, a raíz del asesinato, su administración ha redoblado la presión sobre los medios de comunicación y las plataformas que difunden mensajes críticos hacia su Gobierno.

Trump aprovechó la intervención para avanzar una serie de medidas sin concretar para el autismo, defendió el despliegue de agentes federales en Chicago para reducir la delincuencia y presumió del efecto de los aranceles en países extranjeros.

Sobre el activismo político de Kirk reconoció que fue decisivo para movilizar al voto joven en los comicios presidenciales de 2024: «Me hacía sentir muy culpable. Como presidente, mucha gente me pide cosas, pero Charlie fue uno de los pocos que siempre dio más de lo que tomó».

Las movilización política estuvo muy presenta en la cita. Varios carteles ubicados en el estadio invitaban a los asistentes a registrase para votar en las próximas elecciones estatales y al Congreso estadounidense “como Charlie querría” y se distribuyeron pegatinas que exigían “libertad de expresión” en los campus universitarios.

El reencuentro de Musk y Trump

El funeral también dejó una imagen inesperada: las cámaras de television grabaron a Elon Musk y Trump dándose la mano y charlando relajadamente en las gradas del estadio meses después después de su ruptura y su intercambio de acusaciones públicas en redes sociales.

Según la prensa estadounidense, fue Musk quien se acercó al presidente para saludarle y sentarse en un asiento que quedó vacío a su lado.

Instantes después, Musk subió una foto de los dos a su perfil de X (antes Twitter) con el título Para Charlie. El estratega político de ultraderecha Steve Bannon y el expresentador de Fox News Tucker Carlson también estuvieron entre los asistentes.

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