Salió derrotado el Real Zaragoza en Ceuta, otro sopapo en este inicio de temporada de un recién ascendido, enésima ración de impotencia de un equipo que no carbura y que tiene graves problemas estructurales, sobre todo en la creación, en la generación, y en el remate. En el Alfonso Murube fue muy inferior en la primera parte y recibió el guantazo del gol de Marcos cuando mejor estaba en la segunda, pero en el fondo y como en otros partidos lo peor es la sensación de que la idea de Gabi no cala en este grupo, no funciona en un Zaragoza perdido en su fútbol y que no encuentra el norte.
De Ceuta, en un partido donde también influyó el mucho calor, sale el equipo consolidado en la zona de descenso, con un arranque terrible, con 3 empates y 3 derrotas, 3 puntos de 18, con solo 3 dianas y con la sensación de que el problema que ahora tiene el Zaragoza es de órdago. Los datos, desde luego, no sujetan a Gabi, otra cosa es que cualquier medida drástica no encaje con la idea de proyecto a largo plazo y con los méritos que el entrenador hizo al llegar la temporada pasada, pero el panorama es desolador. Y todo eso en seis jornadas que presentaban un calendario benigno, donde había tres recién ascendidos (Sanse, Andorra y Ceuta), que por cierto todos le han superado.
El Zaragoza, manteniendo el 4-4-2, con las novedades de Juan Sebastián, Radovanovic, Tasende (Gabi cambió casi toda la defensa cuando la había destacado ante el Albacete y dejó la puerta a cero), además de Keidi Bare, empezó el partido con las mismas señas de identidad, defendiendo muy atrás y con una medular que es zona nula en la creación, con mucho envío en largo y con solo transiciones individuales para intentar sorprender a un Ceuta que, de salida, tenía más el balón , con la batuta de Rubén Díez y con el peligro por las alas de Aisar y sobre todo de Koné.
El Ceuta, con la medular más poblada en ese 4-3-3, pudo marcar en una buena acción de Rubén Díez con el remate de Zalazar que despejó Adrián y que Almenara mandó al larguero. El Zaragoza era un dolor absoluto, con Juan Sebastián, ya con amarilla, sufriendo con Koné y con un disparo del extremo que despejó Adrián. En medio de la nada que fue el Zaragoza, una contra de Sebas Moyano, activo y generador de amarillas en el rival, acabó en Dani Gómez y en una falta al borde del área que Moyano mandó fuera por poco.
El Ceuta aprovechaba la distancia entre el doble pivote y los delanteros, aunque Keidi Bare remató mal una buena acción entre Dani Gómez y Tasende con la que el partido se fue el intermedio con la sensación de que el tétrico Zaragoza solo podía ir a mejor en la segunda parte.
Y lo hizo, es cierto, con Francho por Juan Sebastián en el lateral para intentar atar a Koné y sobre todo juntando líneas y teniendo algo más de balón. Un remate de Kodro y sobre todo un desmarque de Dani Gómez a pase de Keidi Bare en el que el ariete no acertó ante Guille Vallejo fueron los primeros avisos, aunque la más clara la tuvo Sebas Moyano, que provocó el paradón de Guille Vallejo.
Eran los mejores momentos del Zaragoza y Gabi agitó el árbol con Bazdar y Pau Sans para quitar a los dos arietes y, justo entonces, llegó el golpe del Ceuta. Un pase de Koné en el que el despeje de Saidu no fue bueno (el ghanés no es central y estas cosas se notan a veces) y el balón tras dar en Matos le quedó a Marcos, que disparó seco y lejos del alcance de Adrián en el 66. El Zaragoza notó el golpe, sabedor del daño que hacía la derrota. Pau Sans era el más activo junto a Sebas Moyano, pero era claramente insuficiente y Gabi optó por Valery, que entró en la banda izquierda y fue igual de intrascendente que otros días.
Sin reacción tras el gol
Con Toni Moya como último cambio y sin apenas inquietar al Ceuta, el partido se fue muriendo sin que el Zaragoza encontrara una sola solución para al menos firmar las tablas. Nada de nada. Un último intento de Pau Sans tras una falta lanzada por Toni Moya fue el canto del cisne de un Zaragoza pobre, raquítico, en la enésima ración de pobreza de este equipo en una tarde ceutí donde Nayim, el que tanto fútbol dio con esa camiseta y autor del gol más histórico, hizo el saque de honor para que aún se subrayara más esa distancia que tiene este equipo con cualquier cosa parecida al fútbol.
Al Zaragoza de Gabi le faltan toneladas de juego, de esencia futbolística, y en el Alfonso Murube, en el partido más pobre del curso, dejó claro que la situación ya es muy grave, que exige una enmienda inmediata para no entrar en una crisis ya absoluta y para mitigar un dolor que se hace insoportable.