Iberdrola dispone de más de medio centenar de grandes plantas solares operativas por toda España, con una potencia conjunta que ya supera los 5.000 megavatios (MW), aproximadamente una séptima parte de la capacidad fotovoltaica de todo el país. Parques solares que ocupan cientos de hectáreas, que en algunos casos se encuentran en zonas remotas, de no fácil acceso o con terrenos complicados e irregulares, y para cuyo mantenimiento se siguen realizando muy mayoritariamente inspecciones por parte de operarios, de manera manual.
La supervisión de la parte superior de los paneles solares puede realizarse sin mayor problema mediante drones de testar el buen funcionamiento de los equipos. Pero el control de la parte inferior de las instalaciones, donde se localiza todo el cableado y las conexiones de los diferentes equipos, es la que se realiza actualmente de manera presencial por operarios con pistolas termográficas (para detectar focos de calor por mal funcionamiento por desgaste de los materiales o averías) que están obligados de recorrer las decenas de kilómetros de los carriles en que se distribuyen las hileras de placas durante días o semanas dedicados a controlar cada una de las plantas.
“Es un trabajo muy duro, que se hace en horas de sol, que obliga desplazar a inspectores a zonas remotas y con terrenos complicados. Hay que buscar otras alternativas”, explica Óscar Fortis, director de excelencia operativa de Iberdrola Energía Sostenible. Y la eléctrica se ha lanzado a buscar esas alternativas para utilizar alta tecnología para poder realizar esas inspecciones de manera automática o por control remoto, probablemente con vehículos robotizados o incluso con pequeños drones capaces de volar también por debajo de los paneles solares. “La evolución tecnológica en este campo está siendo muy rápida y la robótica ofrece soluciones cada vez más baratas. No nos queremos perder nada”.
Iberdrola, a través de su programa de innovación abierta Perseo, ha puesto en marcha un concurso en busca de start-ups que ofrezcan soluciones tecnológicas capaces de realizar esas inspecciones en principio con vehículos o drones autónomos o controlados a distancia, pero la compañía está abierta a otros tipos de equipos. El objetivo es poder aplicar tecnologías de captura de imágenes termográficas y capacidades de análisis de datos con información digital. El primer paso es poder utilizar las nuevas soluciones en las plantas de la compañía ubicadas en España, pero con la visión de poder exportarlas al resto de mercados internacionales en que el grupo cuenta con instalaciones fotovoltaicas.
“El objetivo no es primordialmente que los nuevos sistemas permitan hacer inspecciones de forma más barata, sino sobre todo que sean más eficientes. Poder hacer el control mucho más rápido y con información de más calidad y más precisión”, sostiene Óscar Cantalejo, responsable de la innovación abierta de Iberdrola y de su programa de start-ups Perseo. Las compañías interesadas disponen de plazo hasta el 10 de octubre para presentar sus propuestas de modelos de inspección autónoma. El ganador o ganadores del reto podrán desarrollar con el apoyo y soporte técnico de Iberdrola pruebas de concepto, y posteriormente alcanzar acuerdos comerciales para impulsar su utilización o incluso acuerdos de financiación y de entrada en su accionariado.
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