Las reproducciones de Basquiat y las copas de vino o champán de las galerías de arte extranjeras de la plaza Chopin pasaron a segundo plano anoche cuando el colectivo Mallorca por Palestina, apoyado por la Federación de Asociaciones de Vecinos de Palma, ocupó este espacio durante la Nit de l’Art.
La idea de hacer una velada artística y reivindicativa con música, danza, el bordado de un tapiz solidario y una performance sobre la mesa de la abundancia que tanto desearían las víctimas de Gaza se quedó en una lectura conjunta porque Cort les «pidió solicitarlo con un mes de antelación, pese a que ni siquiera hacía falta infraestructura», según la presidenta de la Federación, Maribel Alcázar.
Delegación del Gobierno sí les dio permiso para reunirse, por lo que un centenar de asistentes con lemas, banderas y pañuelos palestinos se coló entre el lujo de las galerías de la plaza y sus portavoces alzaron la voz para recordar que «el arte crítico deja volar los imaginarios, amplía los debates, visibiliza todo aquello que se niega, todo lo que está herido».
«Pero el genocidio de Palestina ha generado un fenómeno que da amplitud y visibilidad a la censura contra los artistas e instituciones culturales que dan su apoyo a las víctimas», denunciaron. «El mejor ejemplo lo tenemos en esto que queríamos hacer aquí durante la Nit de l’Art», añadieron.
Otras protestas
La protesta contra la masacre de Gaza no fue la única en la fiesta de las galerías de arte, debido a que los animalistas denunciaron en la plaza de Cort el sufrimiento de los caballos de las calesas turísticas y el colectivo Mallorca per Viure, no per Especular organizó una acción con videomapping en fachadas de edificios singulares la víspera de la Nit de l’Art para recordar que la nueva Ley del Suelo «provoca otra oleada de destrucción territorial».
Desde el interior de las galerías también hubo quien criticó lo que está ocurriendo en Mallorca, como el artista Fermín Jiménez Landa en la Florit/Florit con Mi nombre es Lucía. De su buzón y de sus vecinos recogió las fotocopias de agencias inmobiliarias con textos escritos a mano y que «quieren aparentar espontaneidad». Colocadas en el suelo en hilera, Jiménez Landa «revela la incongruencia del original y la copia, tan debatido en el contexto del arte, aplicado al de la especulación inmobiliaria».
El público disfrutó adentrándose en la instalación ‘Penetrable’, en el Casal Solleric / Ana B. Muñoz
Ajenos a las críticas, la comitiva oficial (formada por algunos de los galeristas, directores de espacios culturales públicos y responsables institucionales, con la presidenta del Govern balear, Marga Prohens, a la cabeza) inició el recorrido en la galería del presidente de Art Palma Contemporani, La Bibi + Reus City. Allí conocieron la obra de Maite y Manuel, con personajes trazados de forma rápida y caótica a todo color.
Los cuadros que expuso la Baró a cargo del colectivo assume vivid astro focus también resaltan por su viveza y de la misma galería viene la instalación que más éxito tuvo en la Nit de l’Art, Penetrable, del artista Jesús Rafael Soto, uno de los grandes referentes del arte cinético del siglo XX.
Se exhibe en el Casal Solleric en el marco de los proyectos institucionales y anoche provocó colas para verla y, sobre todo, para adentrarse y hacerse selfis cubiertos por sus eléctricas tiras azules.
Numerosos asistentes a la cita del arte por excelencia también aguardaron pacientemente en la Misericòrdia para acceder al Aljub, intervenido lumínicamente con un intenso azul por un alumno del grado de Bellas Artes de Adema, Óscar González.
Según el título de la exposición de Pep Llabrés Art, Avui tot serà blau, aunque precisamente su artista, Rubén Rodrigo, no cumplió con ello, sino que creó unas coloridas composiciones con la técnica del empapado.
La galería Pelaires apostó por una colectiva con una docena de artistas de diferentes estilos y la variedad también fue la seña de identidad en el centro cultural de la Misericòrdia, centrado en acoger las galerías de la Part Forana.
El CCA Andratx expuso allí la obra de Charlie Stein, que se mueve entre la instalación y la IA; mientras que la Maior trajo al mexicano Erick Beltrán, quien ha participado en la última Documenta de Kassel y en Mallorca ha creado para la ocasión una instalación con «árboles de conocimiento que entre ellos se cuentan historias», inspirada en la iconografía de la mata escrita que se le apareció a Ramon Llull.
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