Y Bunbury ha vuelto a ser Bunbury. Sin sorpresas, pero tampoco sin rendijas. Enrique Bunbury en estado puro, con un repertorio medido para contentar a sus fieles sin dejar de lado nuevas canciones de sus ‘Cuentas pendientes’, y con un espectáculo digno de cualquier teatro (sí, teatro) del mundo. A mitad camino, o mejor dicho, transitando todos ellos, del circo, el cabaret, la reivindicación y hasta el mimo, el artista aragonés ha regresado a casa, al pabellón Príncipe Felipe de Zaragoza, para facturar un ‘show’ espectacular con el reencuentro con la banda El Huracán Ambulante 20 años después que lejos de disparar la nostalgia, ha elevado una apuesta de futuro.
Y ahí, ante una expectación desmedida (desde el viernes ya había fieles mexicanos haciendo fila en la puerta del pabellón), Bunbury le ha regalado a las 8.000 personas allí congregadas un paseo musical inconmensurable. Tanto, que casi el repertorio (creánme) era lo de menos. Tras recuperar la introducción instrumental en directo de ‘Otto e Mezzo’, el tema principal compuesto por Nino Rota para la película de Federico Fellini ‘Ocho y medio’, el aragonés ha enfilado la primera parte del concierto con ‘El club de los imposibles’, ‘De mayor’, una celebrada ‘El extranjero’, ‘Desmejorado’, ‘Te puedes a todo acostumbrar’, ‘Sólo si me perdonas’ e ‘Infinito’.
Y los móviles…
No ha habido ni una que no coreara el público con fervor y, a pesar de la polémica en esta gira y de que al principio del concierto se advierte que no se utilicen los móviles por una experiencia 100% humana, tampoco ha habido canción que no quedara registrada en los móviles de los asistentes. No se puede luchar contra las costumbres.
Más allá de lo anecdótico (mejor dejarlo en ese plano), musicalmente El Huracán Ambulante se ha mostrado como en los mejores tiempos y la comunión con el Bunbury teatrero, circense y con el ‘crooner’ de antaño en lo que ha reconvertido su carrera, es inquebrantable.
Buena prueba de ellos han sido los siguientes temas que se escucharon en el Príncipe Felipe, ‘Para llegar hasta aquí’, ‘Big-Bang’, ‘El rescate’, una increíble ‘Que tengas suertecita’, ‘Las chingadas ganas de llorar’ y ‘Alaska’. La temperatura (cuando fuera empezaba a diluviar) había subido muchos grados y más lo hizo cuando la sombra de Mauricio Aznar ha asaltado el escenario con ‘Apuesta por el rock’n’roll’, a la que han seguido ‘Sí’, ‘Sácame de aquí’, ‘Enganchado a ti’ y ‘Lady blue’… para dar por finalizado (obviamente, el primer asalto) el penúltimo concierto de este ‘tour’ de reencuentro con El Huracán Ambulante.
La guinda final
Faltaban los bises y la celebración conjunta con el público en una actuación que se ha ido a las dos horas (por cierto, ha empezado puntual en un ejemplo más de la profesionalidad de Bunbury). ¿Qué han quedado para los bises? Aunque ahora ya sí que daba igual (la entrega era absoluta sonara lo que sonara), aún se han podido escuchar piezas como ‘Parecemos tontos’, ‘Serpiente’, ‘El jinete’ o ‘…Y al final’.
Por el camino, Bunbury no ha dejado de lanzar guiños al público zaragozano (había gente de muchos lugares de España) e incluso ha recordado el primer concierto que hizo con El Huracán Ambulante allá por el año 1999 y ha bromeado con el nombre del pabellón («ya no sé si es príncipe, rey o emérito») y, ante todo, ha dejado claro que era una «placer estar en casa».