Alberto Núñez Feijóo lleva meses advirtiendo, en sus discursos, de que el Gobierno de Pedro Sánchez «no sólo tiene un problema de corrupción», sino uno igual de grave y profundo de «incompetencia». Al principio, lo atribuía más a la mala elección de gestores. Últimamente, dice haber caído en que el punto radica en la supervivencia.
Y en que concentrarse únicamente en resistir, para defenderse de la oleada de investigaciones por presunta corrupción, no deja tiempo para gobernar: «Cuando un Gobierno sólo piensa en juzgados y cárceles, acaba por no darse cuenta de que ha librado de ellas a depredadores sexuales», ha sentenciado el líder del PP.
Feijóo hablaba este viernes en la clausura del Campus FAES, precedido por José María Aznar. El líder del PP coincidió con el expresidente en la mayor parte de sus planteamientos, aunque ambos ofrecieron matices distintos. Para empezar en las formas, y de paso en el peso a cada asunto.
Aznar centró su intervención en la «irrelevancia» de la España de Pedro Sánchez en el mundo, por su falta de «fiabilidad» para los socios. Y Feijóo centró más sus palabras en la política interior: aunque en su diagnóstico de la «decadencia» que él ofrece a «limpiar y reparar», utilizó una receta que recordaba al Aznar de hace 30 años.
Repitió mucho Feijóo lo del «no resignarse», lo de recuperar la «ilusión», lo de que los españoles «vuelvan a confiar» en su país. Unas líneas sacadas de las campañas de los años 90, cuando la España de Felipe González era, también, un nido de casos de corrupción.
«Este Gobierno no defiende a quien lo necesita porque solo piensan en ellos», lamentó el líder popular. «Y el problema es que esto es algo que se repite, porque ya pasó con la ley del sólo sí es sí«.
Feijóo exigió explicaciones, transparencia y responsabilidades. «Yo digo que esto no puede quedar así», clamó.
«Porque aquí ha habido incompetencia, al permitir que ocurrieran esos fallos; ha habido indolencia, al dejar que pasaran los meses sin subsanarlos; ha habido ocultación, porque han pasado meses escondiendo los efectos de su error; y ha habido mala fe, porque a esta hora, el Gobierno en lugar de dar la cara, se esconde y no da información».
Es cierto que, a esas horas y desde el amanecer, el vicesecretario de Igualdad del PP, Jaime de los Santos, trataba en vano de hablar con la ministra, Ana Redondo.
De los Santos realizó varias llamadas a Redondo entre las 9:47 y las 11:19 horas, cuando la ministra no tenía agenda pública, y mientras a Feijóo le daba tiempo a reunirse con el canciller alemán, Friedrich Merz y a acercarse al Espacio Bertelsmann, para su acto con Aznar.
El objetivo de los populares era conocer el número de mujeres afectadas por el fallo en las pulseras, las medidas ya adoptadas y las responsabilidades que piensa asumir el Gobierno. Pero, tras insistir sin éxito, aún no habían recibido respuesta de la ministra. “No sería entendible que no cogiera el teléfono dada la gravedad de la situación”, subrayaban.
Y Feijóo aclaró que la explicación no puede limitarse a un debate futuro en el Congreso. Sino que debe ser «inmediata», por la «alarma social» que ha generado. Según explicó, la chapuza técnica que afecta al sistema de seguimiento de agresores supone «un riesgo directo» para la vida de posibles víctimas de violencia de género.