Una procesión de vehículos recorre las calles de Brasil esparciendo un ejército de millones de mosquitos portadores de un «arma secreta» bacteriana contra el dengue que reduce la capacidad del mosquito para infectar a los seres humanos.
Brasil está desplegando una innovadora doble ofensiva que combina la biotecnología de vanguardia y el desarrollo farmacéutico local para combatir una de las enfermedades tropicales más temidas, informa la revista Nature.
Brasil, que en 2024 sufrió el peor brote de dengue de su historia con 6,6 millones de casos probables y más de 6.300 muertes, se ha convertido en el epicentro de la esperanza mundial para controlar un virus que amenaza a casi la mitad de la población del planeta. El dengue es una infección viral que se transmite de los mosquitos a las personas.
Mosquitos hackeados
La primera de estas estrategias es la liberación de miles de millones de mosquitos «hackeados». Estos insectos, liberados en ciudades brasileñas, portan una bacteria llamada Wolbachia. Este microorganismo, presente de forma natural en cerca del 50% de los insectos, pero no en el Aedes aegypti (el principal transmisor del dengue), actúa como un arma secreta que reduce la capacidad del mosquito para infectar a los seres humanos.
Para escalar esta solución, se ha inaugurado en Curitiba la biofábrica de mosquitos más grande del mundo, capaz de producir 100 millones de huevos a la semana. El objetivo es proteger a 14 millones de brasileños cada año mediante la dispersión de estos mosquitos modificados, un proyecto liderado por la empresa Wolbito do Brasil en colaboración con el World Mosquito Program.
Vacuna propia
Paralelamente a esta guerra biológica contra el mosquito, Brasil apuesta por la soberanía sanitaria a través de una nueva vacuna desarrollada en casa. Hasta ahora, la principal herramienta de inmunización era Qdenga, una vacuna de la farmacéutica japonesa Takeda.
Aunque Brasil fue el primer país en incorporarla a su sistema de salud pública, su alcance ha sido limitado por dos grandes obstáculos: el alto costo (aproximadamente 19 dólares por dosis, incluso a un precio preferencial) y la escasa disponibilidad, con un máximo de 50 millones de dosis previstas para 2028 para una población de más de 210 millones. Además, su eficacia contra los cuatro serotipos del virus no está garantizada en personas que nunca han sido infectadas.
Altamente eficaz
Para superar estas barreras, el Instituto Butantan de São Paulo ha desarrollado una candidata a vacuna monodosis que promete cambiar las reglas del juego. Un ensayo clínico de fase III con esta vacuna, en el que participaron más de 16.000 voluntarios, demostró una eficacia del 89% en la prevención de la enfermedad en personas que ya habían tenido dengue y del 74% en aquellas sin exposición previa al virus.
Wolbachia ya había demostrado reducir la incidencia del dengue hasta en un 77% en un estudio previo realizado en Indonesia.
El logro brasileño es fruto de décadas de investigación que comenzaron en los Institutos Nacionales de Salud de Estados Unidos y que el Butantan perfeccionó hasta encontrar una formulación capaz de generar una respuesta inmune robusta contra las cuatro variantes del dengue.
Producción masiva
La confianza en este desarrollo es tal que, incluso antes de obtener la aprobación final de la agencia reguladora brasileña, Anvisa, el gobierno ya ha anunciado la compra de 60 millones de dosis anuales a partir de 2026.
El Instituto Butantan, por su parte, ya ha comenzado la producción a gran escala en sus instalaciones, anticipando una necesidad urgente de llevar esta protección a la población en riesgo.
Brasil ya planea incluso cómo esta vacuna podría beneficiar a otros países, especialmente en América Latina y el Caribe, en colaboración con la Organización Panamericana de la Salud (OPS) y su socio farmacéutico, Merck.
Problema global
Esta iniciativa brasileña llega en un momento en el que la crisis del dengue se agrava a velocidad alarmante por el mundo, impulsada por factores como el cambio climático y la globalización.
El año 2024 marcó un récord histórico con más de 14,6 millones de casos y más de 12.000 muertes reportadas en más de 100 países. Ante esta emergencia, ha comenzado una carrera científica mundial para complementar la limitada oferta de vacunas, con gigantes como Merck y otros laboratorios internacionales investigando sus propias candidatas.
La Organización Mundial de la Salud (OMS) estima que 3,9 millones de personas están en riesgo de infección, y la enfermedad se expande a nuevas áreas, incluyendo Europa (y España).