Este viernes a las 10.40 h (hora peninsular española), María Vicente se convertirá en una de las triunfadoras de los Mundiales de Atletismo de Tokio en cuanto suene el disparo en la segunda serie de 100 metros vallas, la prueba que dará comienzo al heptatlón que terminará el sábado con la estadounidense Anna Hall como prácticamente única candidata al oro.
Atrás quedarán más de dos años de sufrimiento y de dudas, del famoso ‘¿Volveré a ser yo?’ que personificaron algunos de los deportistas españoles insignes más castigados por las lesiones, como la volantista onubense Carolina Marín, el portero de fútbol Sergio Asenjo y el exjugador de fútbol sala Sergio Lozano (ahora es el segundo entrenador del Barça B).
Su presencia en Tokio es fruto de su carácter competitivo, del trabajo de su entrenador Ramón Cid (exdirector técnico de la RFEA y reputado exsaltador de longitud en los 70 y principios de los 80) y de la labor de Miquel Àngel Cos, el fisio de la RFEA que la ha tratado durante semanas y meses interminables junto a Yulimar Rojas (bronce en Tokio en triple salto) en el CAR Sant Cugat.
Siempre con una sonrisa para ocultar las lágrimas interiores y la realidad de demasiado tiempo apartada de las competiciones y de su pasión por competir, la estrella de María Vicente empezó a apagarse a finales del invierno de 2022 después de una sensacional trayectoria en las categorías inferiores y como absoluta.
Nacida el 28 de marzo de 2001, la campeona mundial sub’18 y europea sub’18 y sub’20 fue decimoctava en los Juegos de Río con 20 años y 6.117 puntos (lejos de los 6.304 de su récord nacional). De eso ya han pasado cuatro años y no ha vuelto a completar un heptatlón en una gran competición internacional.
Lastrada por un problema en el recto anterior del cuádriceps de su pierna izquierda, la de Sant Cugat se retiró en los Europeos de Munich’22 tras realizar tres nulos en salto de longitud. Ese problema muscular se convirtió en rotura y la obligó a renunciar a los Mundiales de Eugene y a pasar por el quirófano en octubre de 2022.
Tras más de un año de recuperación, la ‘combinera’ se había recuperado y acudió con garantías al Mundial bajo techo de Glasgow tras elevar su récord nacional de pentatlón hasta 4.728 puntos. Hizo la mejor marca de las finalistas en 60 vallas y cuando se disponía a saltar 1,73 en altura su pierna izquierda se quebró. Se había roto el tendón de Aquiles.
Otro año largo de baja. María Vicente volvió en junio en la ‘Meca’ de las combinadas en Götzis (Austria) y rozó su récord de España con 6.288 puntos. Antes del Campeonato de España tuvo bastantes problemas y no llegó ni a seis metros en longitud, pero no tiró la toalla y acabó con 6.296 puntos, un registro que ha terminado llevándola a Tokio.
Más allá de objetivos o de un récord nacional que debería caer ampliamente si no surgen complicaciones, la receta de María Vicente es disfrutar de un Mundial y de un estadio lleno después de tanto sufrimiento. Además, ella está de suerte. Tendrá siete pruebas diferentes para hacerlo. Pase lo que pase, que le den ya la medalla a la resiliencia.











