Claves aparentemente inocentes que buscan escapar de los códigos parentales: se trata de códigos numéricos o abreviaturas (muchas veces de origen anglosajón) que usan los menores en sus redes sociales para mantener sus conversaciones ocultas a los adultos. Algunos de estos códigos son aparentemente inocentes, como «29»: «Forever»; «273»: I love you… pero otros esconden actitudes o conductas violentas o de autolesión.
En plataformas como TikTok, WhatsApp o Discord se ha popularizado este «lenguaje encriptado», una jerga adolescente que muchos padres desconocen: precisamente conocer su significado puede ayudar a detectar señales de alerta a tiempo. Y es que, como señala la Policía Nacional desde sus redes sociales, no es suficiente con limitar el uso de tiempo de las apps, configurar el código parental y estar al tanto de los mensajes que pueden enviar y recibir (todo esto editable desde las opciones de código parental de las aplicaciones).
Códigos peligrosos
Conocer las claves de la jerga con la que los adolescentes se comunican en internet es clave a la hora de saber cuándo debemos actuar para ayudar a los menores. Desde 182 (I hate you) hasta otros que deben encender todas las alarmas: 1423 significa “I want to die” (quiero morir), KIS quiere decir “Kill yourself” (mátate) y KMS corresponde a “Kill myself” (matarme). También existen códigos para advertir de la presencia de padres, como THOPT (Too Hot Parent), MOS (Mom Over Shoulder), POS (Parent Over Shoulder) o CD9 (parents around). Otros, como 420, hacen referencia a marihuana.
Herramientas de control parental
Las principales redes sociales incluyen configuraciones específicas para cuentas de menores. Desde la propia aplicación, los padres pueden:
- Bloquear el acceso a contenidos inapropiados.
- Limitar el tiempo de uso diario.
- Restringir quién puede ver el perfil y quién puede contactar con el menor.
- Recibir informes de actividad, con detalle de las interacciones y del tiempo en pantalla.
Además, existen aplicaciones externas de control parental que permiten monitorizar de forma más exhaustiva el uso de dispositivos y redes sociales, algo especialmente útil en edades tempranas.