“Tenemos el deber de preservar nuestro modelo de democracia, libertad y bienestar colectivo”, ha escrito el alcalde de Barcelona, Jaume Collboni, uniendo en el mismo texto alusiones a la «vocación europeísta» de la capital catalana. Lo dice Collboni en el prólogo de un libro de historia, ‘Del Tercio del Consell de Cent al Regimiento de Infantería Barcelona N.º 63’, que se ha presentado este miércoles en Poblet a los asistentes a las Jornadas del CSIC sobre guerra y sociedad en Catalunya durante la Edad Moderna.
No es frecuente que la firma de un alcalde aparezca en el prólogo de un volumen historiográfico. En esta oportunidad, Collboni recuerda un aspecto muy poco conocido del pasado de la ciudad: “El Regimiento de Infantería Barcelona N.º 63 enlaza y conecta un pasado de 428 años de historia en Barcelona con su compromiso actual con la seguridad y la defensa colectivas, el que sin duda supone uno de los grandes retos de la Unión Europea”.
De esto que habla el primer edil de Barcelona es de lo que se reflexiona en el monasterio de Poblet estos días, en el marco de las jornadas que ha organizado el Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC) con la colaboración de varias universidades catalanas y el propio regimiento que habita el cuartel de El Bruc.
Pasado y futuro
Este miércoles salieron los historiadores de su Shangrilá de libros y archivos, y salieron los militares de su campo de maniobras para un encuentro en el convento que guarda las tumbas de los monarcas de Aragón.
El acto principal de la primera jornada ha sido una conferencia del académico de la Historia Joaquim Albareda, ‘La acción de Francia en Catalunya en la segunda mitad del Siglo XVII’, repleta de detalles políticos y estratégicos, un paseo erudito entre la Revolta de les Barretines y la belicosidad sin fin de Luis XIV.
El historiador Joaquim Albareda diserta en las jornadas del CSIC sobre las guerras del XVII y XVIII en Catalunya. A su derecha, el historiador Enrique García Hernán. / Marc Asensio Clupes
Antes, una mesa compuesta por militares y civiles dio inicio a las jornadas con repetidas alusiones al valor de la historia como base para la construcción de identidades de la defensa de un continente que, como advirtió el ex eurocomisario Josep Borrell, «no puede ser un herbívoro en un mundo de carnívoros».
El historiador e investigador del Tercio de Barcelona Enrique García Hernán , convencido de que «la defensa vertebra la ciudad», aseveró que “el primer paso de la defensa es la historia, saber de dónde venimos”. Y no se trata de solo de curiosidad científica por el pasado, sino de pura utilidad para el presente. En el acto de inauguración, el director del Instituto de Historia Militar, el general Marcos Llago, se dijo convencido de que “sin conocimiento de la historia no hay futuro”. En su opinión, “conocer la historia nos sirve para aprender de nuestros aciertos, pero sobre todo de nuestros errores”.
Valor cultural y político
La institución que dirige Llago custodia algunos de los más valiosos archivos documentales de Europa, y representa una de las principales misiones culturales de un Ejército que se abre al encuentro científico en un tipo de acto todavía muy escaso en España, en comparación con otros países de Europa.

La vicepresidenta de Transferencia e Innovación del CSIC, Ana Castro, y el coronel jefe del Regimiento Barcelona 63, PedroValdés, en la apertura de las jornadas sobre el Tercio de Barcelona. Marc Asens.jpg / Marc Asensio Clupes
El Ejército no anda solo instando a la gente de ciencia para el hallazgo de materiales y soluciones para el campo de batalla. También demanda referencias, sustrato. Para el CSIC, un organismo con 17.000 investigadores repartidos por toda España, este tipo de actos facilitan un trabajo clave para sus investigaciones: la transferencia. Tiene de hecho un área dedicada a esa labor, con una vicepresidenta, Ana Castro, al frente.
La transferencia del CSIC no es solo tecnológica, médica, física, química… se produce también en el área que cubre el Instituto de Historia, el ámbito a partir del cuyo trabajo se pueda “conectar el pasado con el presente, para entender lo que nos viene”, dijo Castro.
Herramienta
Entre lo que nos viene, nos ha venido ya, están Gaza y Ucrania. Se pronunciaron ayer sus nombres. Citó a ambas tragedias el delegado del Gobierno en Catalunya, Carlos Prieto, para quien “es una foto histórica” la que se hicieron soldados del Regimiento Barcelona 63 con la bandera de la ciudad en un cerro del Líbano, estando allí de misión de interposición para Naciones Unidas.
Y, pese a esa paulatina normalización de la relación Ejército-Sociedad en Catalunya, “sigue siendo difícil explicar la cultura de defensa”. Quizá la historiografía sea una herramienta útil, porque “si no sabes de dónde vienes, cómo vas a saber dónde vas”, concluyó.

El delegado del Gobierno en Catalunya Carlos Prieto, se dirige a los asistentes a las jornadas del CSIC. / Marc Asensio Clupes
El coronel Pedro Valdés, jefe del regimiento barcelonés, habló de algunos de los hitos de los que viene la ciudad de Barcelona, escenario de “una larga historia de movilización de voluntarios catalanes” que “aparecerían en Europa, en África, en América, y serían recordados en zarzuelas, y arengados por el general Prim, y recibidos y despedidos reiteradas veces de forma multitudinaria en la ciudad de Barcelona”…
Valdés lo llama “dinámica de unidades de voluntarios de la sociedad catalana”. En su opinión, ese fenómeno histórico “hunde sus raíces en el largo periodo en el que defendieron el principado durante los siglos XVI y XVII”.
De esto tratan las jornadas de Poblet. Este jueves, tres sesiones de trabajo pondrán la lupa sobre el Consell de Cent, el primer Tercio de Barcelona, objetos de investigación histórica. Pero también reflexionarán sobre la historia como motor generador del “espíritu de cuerpo” de las unidades militares y cuánto de los mecanismos de integración de la diversidad en la vieja monarquía hispánica tiene hoy que ver con la cimentación de una identidad europea de la defensa.
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