Ni una palabra sobre Gaza en el Parlamento e indefinición sobre si su Gobierno respaldará las medidas contra Israel propuestas por la Comisión Europea: entre estos ejes se movió Friedrich Merz este miércoles, la víspera de su primera visita como canciller a España, cuyo Ejecutivo está en las antípodas al de Berlín en lo que respecta a Israel. Merz, a quien dos días antes se vio luchando contra las lágrimas al condenar el Holocausto nazi, evitó este miércoles toda alusión a Gaza en el debate presupuestario ante el Bundestag, el Parlamento federal. Abrió su discurso incidiendo en otro gran conflicto, el de Ucrania, y las necesidades de rearmarse, para pasar luego a la política interior y sus proyectadas reformas, sean recortes en los subsidios a los refugiados ucranianos a los impulsos a una «jubilación laboralmente activa».
«Una capitulación (de Ucrania), una paz dictada, animaría a (Vladímir) Putin a lanzarse sobre el siguiente objetivo», aseguró. El presidente ruso lleva tiempo «saboteando, creando incertidumbre» en Europa, como se plasmó ya en Polonia y Rumanía, dijo, en referencia a las violaciones del espacio aéreo sufridas por estos aliados de la OTAN.
Ucrania y el rearme europeo ocupó el capítulo de la seguridad y política exterior ante el Bundestag. Al nulo espacio dedicado por Merz a Israel, un día después de que una comisión de investigación de la ONU concluyera que se está cometiendo un genocidio en Gaza, siguieron los equilibrios de su portavoz, Stefan Kornelius, para explicar la indefinición de Berlín respecto a las medidas propuestas por la Comisión contra Tel Aviv. «Por el momento no está definido el voto», respondió en su ronda de rutina ante los medios, a las insistentes preguntas sobre esta cuestión. Para el portavoz, la postura del Gobierno sobre el informe de la ONU quedó «suficientemente descrita» en una declaración de su ministro de Exteriores, Johann Wadephul. Las conclusiones de la comisión de la ONU sobre Israel son «sumamente preocupantes», dijo Wadephul, para añadir que los tribunales internacionales determinarán la cuestión del genocidio.
Respecto a las expectativas ante la visita de Merz a Madrid, el portavoz señaló la «larga lista de temas comunes», la relevancia de España para la frontera sur de la OTAN o la cooperación en materia enérgica. También mencionó el interés compartido por el futuro avión de combate europeo -el FCAS-, un proyecto en la cuerda floja no por disensos entre Berlín y Madrid, sino por la pretensión francesa el tercer socio, de asumir el 80% del total.
Tensiones en la coalición
Desde la perspectiva alemana, Merz marcó un hito al anunciar en agosto el embargo parcial a los suministros de armas a Israel susceptibles de ser usados en Gaza. Es una medida que afecta a suministros futuros, no a las armas que ya tiene Israel, precisó el portavoz, a la pregunta de cómo afectará su uso en la ofensiva actual o la presunta complicidad germana en un genocidio.
El embargo fue decidido en solitario por Merz y levantó ampollas en su bloque conservador. Se acusó al canciller de haber roto con la «razón de Estado» o responsabilidad histórica de Alemania en la defensa de Israel. Por contra, recibió el respaldo de sus socios socialdemócratas, que le apremian ahora a apoyar las medidas contra Israel.
Merz hace malabarismos y exhibe su apoyo a la comunidad judía, con intervenciones como la del pasado lunes ante la restaurada sinagoga de Múnich. Lanzó ahí una declaración de guerra contra toda forma de antisemitismo literalmente al borde de las lágrimas, una reacción emocional inédita, que ha sorprendido a sus compatriotas. Su agenda este miércoles incluía otra intervención del canciller en ocasión del 75 aniversario del Consejo de los Judíos de Alemania, cuya revitalización tras el Holocausto es motivo de orgullo para el país.
Las tensiones en torno a Israel son públicas no solo en la coalición de Merz sino también a escala europea. No está claro si Ursula von der Leyen logrará sacar adelante las medidas propuestas desde la Comisión. No tiene el apoyo garantizado ni de su partido, la Unión Cristianodemócrata (CDU) que lidera Merz, ni menos aún de su hermanada Unión Socialcristiana de Baviera (CSU), al que pertenece el jefe del Partido Popular Europeo, el bávaro Manfred Weber, ‘halcón’ conservador y rival histórico de la presidenta del Ejecutivo comunitario.
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