La automovilística china Leapmotor sigue avanzando en el diseño del proyecto industrial que prevé desplegar en Aragón, donde quiere implantar una importante base de producción de sus coches eléctricos para el mercado europeo. Sin embargo, la idiosincrasia de la producción asiática obligará a que el ensamblaje no se desarrolle de forma íntegra en la planta de Stellantis en Figueruelas, donde la compañía espera empezar a fabricar un primer modelo -el B10- a partir del verano de 2026. La arquitectura de los coches chinos es distinta a los que hoy se ensamblan en la planta, por lo que la marca estudia reforzar su presencia en la comunidad con una instalación propia en el municipio zaragozano de Mallén, donde prevé situar un taller de montaje de baterías a 25 kilómetros de la fábrica.
La firma asiática ha encontrado en la localidad de la Ribera Alta del Ebro unas instalaciones que cumplen con las condiciones que busca para este proyecto: las naves logísticas de la antigua cadena de supermercados Dia, cerradas en 2017, donde el sello de la marca todavía es visible. Los inmuebles llevan ocho años abandonados al borde de la autovía A-68, la carretera que conecta Zaragoza con Logroño y el corredor que utilizan buena parte de las auxiliares del automóvil del área de influencia de Figueruelas. En un principio, ese taller de baterías será independiente de la futura gigafactoría de Stellantis y CATL, que supone una inversión de 4.100 millones para abastecer a distintas plantas de Europa.
Distintas fuentes conocedoras de la operación reconocen que la negociación está «avanzada» y que Mallén figura en las quinielas como destino preferente, si bien la decisión no se tomará hasta que Stellantis y Leapmotor asignen de forma definitiva la producción a la planta de Figueruelas. Por lo pronto, el proyecto se encuentra todavía en fase exploratoria, pero se han contratado los servicios de la ingeniería Idom para este cometido, según ha podido saber este diario. Habrá que esperar a la confirmación oficial, ya que las citadas fuentes remiten a fuertes contratos de confidencialidad, razón por la que no ha trascendido el montante de la inversión, que a buen seguro será millonaria, ni el número de empleos que generaría la iniciativa.
Complemento a Figueruelas
La llegada de Leapmotor a la planta aragonesa comenzará con el B10, un SUV eléctrico del segmento C (compacto). La factoria zaragozana de Stellantis, que se perfila como la base industrial de la firma en Europa, arrancará la producción de este coche en el tercer trimestre de 2026, según las fechas desveladas recientemente por la prensa china, que apunta al ensamblaje en este planta de un segundo modelo, el B05, cuya presentación internacional tuvo lugar a principios de mes en el Salón del Automóvil de Múnich.
Para acompañar el rápido despliegue que pretende, la marca china necesitaría asegurar el suministro de componentes estratégicos, entre ellos las baterías. Stellantis ya dispone de su propia estrategia de electrificación en Figueruelas, dado que allí abrió un taller de baterías a principios 2021, justo un año después de que la factoría iniciara la producción en serie de su primer coche eléctrico, el Opel Corsa-E. La gigafactoría de Stellantis y CATL, que comporta una inversión de 4.100 millones de euros, convertirá el municipio zaragozano en uno de los nodos estratégicos de las firmas en Europa de cara al futuro.
Sin embargo, Leapmotor cuenta con una tecnología distinta para sus modelos, lo que explicaría la búsqueda de un espacio propio donde adaptar y ensamblar sus sistemas de almacenamiento energético. Las baterías están evolucionando a una gran velocidad y cada fabricante intenta optimizar su coste y rendimiento, explican fuentes del sector.
Red de proveedores y dudas locales
El proyecto de Mallén se suma a los múltiples movimientos que está llevando a cabo Leapmotor en su desembarco en tierras aragonesas. La compañía está en conversaciones con proveedores europeos y chinos para garantizar el flujo de piezas, con la vista puesta en reducir costes y tiempos de suministro. “Están muy activos y han tanteado a diferentes empresas. Incluso se habla de que algunos de sus proveedores chinos podrían implantarse en Aragón”, explican fuentes del sector.
Prueba de ello es que Fagor Ederlan, la división de automoción del grupo industrial vasco Mondragón, está estudiando reabrir el centro productivo que tenía en Borja –cerrado en 2019- para convertirse en un suministrador de referencia de la marca asiática, con la que ya trabaja en su país de origen, según ha podido saber este diario, de fuentes conocedoras de la operación. Y aunque en el tejido empresarial aragonés existe expectación, los movimientos del grupo asiático han generado cierta inquietud. Algunos proveedores locales temen que Leapmotor priorice a socios chinos, dejando en segundo plano a la industria auxiliar del automóvil ya asentada en la comunidad.
El Gobierno de Aragón, por el momento, guarda silencio. Consultados al respecto, desde el Pignatelli se limitan a señalar que mantienen conversaciones «con diferentes proyectos industriales», sin dar más detalles. Desde el Ayuntamiento de Mallén tampoco quieren pronunciarse, pero fuentes locales reconocen el interés del inversor chino, quien habría pedido información al consistorio sobre la disponibilidad de suelo y de naves en el municipio, así como cuestiones urbanísticas.