Un estudio de EEUU sugiere que no cambiar la hora disminuiría los infartos cerebrales y la obesidad

Los cambios de hora de primavera y otoño siguen con nosotros pese a que han sido cuestionados durante años, entre otros motivos por los efectos negativos en la salud en los días inmediatamente posteriores. Es difícil no notar el cambio el día que hay que retrasar o adelantar la hora y sentirse trastocado, sin saber muy bien qué hora es, los días siguientes. Diversos estudios muestran, además, que aumenta el riesgo de sufrir enfermedades cardiovasculares dado que se desincroniza el ritmo circadiano, es decir, el reloj biológico interno, afectando a la secreción de hormonas, la presión arterial y la frecuencia cardiaca.

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