La presidenta del Banco Central Europeo (BCE), Christine Lagarde, ha defendido que «la independencia institucional es una fuente clave de estabilidad y confianza», máxime en este «mundo incierto», y ha subrayado que este concepto «tiene un significado especial para mi como banquera central».
En un momento en el que las injerencias del presidente de Estados Unidos, Donald Trump, para lograr el control de la Reserva Federal (Fed) han llegado a los tribunales, estas declaraciones de Lagarde en París, con motivo del 25º aniversario del Institut Montaigne, cobran especial significado.
Y es que la francesa ha señalado que «la cuestión de la independencia se extiende mucho más allá de la política monetaria. Como escribió una vez Michel de Montaigne, ‘La plus grande chose du monde, c’est de savoir être à soi’ (Lo más grande del mundo es saber pertenecerse a uno mismo)».
En este sentido, Lagarde ha remarcado que hoy, Europa y sus Estados miembros se preguntan qué se necesita para «pertenecerse a uno mismo» en un mundo donde los cimientos del orden internacional están cambiando.
«Hoy en día, se basa en el poder del sistema: la capacidad de gestionar las dependencias creadas por las infraestructuras y tecnologías que nos unen. Salvaguardar la independencia en un mundo de poder sistémico es el desafío definitorio de nuestro tiempo», ha dicho.
De hecho, para tener éxito, la banquera central cree que Europa debe transformarse, para restablecer el equilibrio estratégico en esta nueva era. «Solo entonces podremos evitar que la interdependencia descienda a ciclos de coerción que finalmente nos debilitarían a todos».
Por ello, considera que el objetivo primordial de Europa en este orden cambiante «es claro»: defender sus valores, sin comprometer sus principios, y actuar con total independencia.
«Para ello, debemos defender en la medida de lo posible, a nivel mundial, un sistema basado en el estado de derecho, que sigue siendo la aspiración de la mayoría de las naciones. Pero debemos ser realistas. Si las grandes potencias, alentadas por el poderío militar, se están alejando del multilateralismo y adoptando la lógica del poder del sistema, debemos estar preparados«.
A este respecto, Lagarde ha afirmado que la interdependencia puede servir una vez más como un pilar de estabilidad en lugar de una fuente de fragilidad. «Para la UE, esto requiere tres cambios: puesta en común, coherencia y coaliciones».
Así, considera que «la mejor opción es mantener a las instituciones mundiales en el centro apoyando al Fondo Monetario Internacional (FMI) y a la Organización Mundial del Comercio (OMC) como anclas de un sistema comercial y financiero abierto y ayudándolas a evolucionar para hacer frente a los nuevos desafíos».
Esto requerirá que Europa se adapte, dado su compromiso de larga data con los marcos multilaterales y el derecho internacional. «Pero tenemos una ventaja única. Como la red comercial más grande del mundo, podemos aprovechar esta posición para forjar nuevos acuerdos y profundizar las asociaciones estratégicas. Y todavía tenemos muchos socios de ideas afines en todo el mundo«, ha expresado la francesa.
«Hoy, podemos enfrentar nuevamente un momento de necesidad, ya que el poder se ejerce a través de los mismos sistemas de los que todos dependemos, incluso a riesgo de romperlos. Lo que está en juego es nuestra independencia. Europa debe ser más fuerte, más alineada, más realista«, ha cocluido Lagarde.